El cese de fuego anunciado entre Israel y Hamas ha generado una oleada de tensiones tanto políticas como humanitarias. El ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben-Gvir, ha amenazado con renunciar si el gabinete dirigido por el primer ministro Benjamín Netanyahu ratifica el acuerdo. Calificando el convenio de "temerario" y peligroso para la seguridad nacional, Ben-Gvir sostiene que permite la rehabilitación de grupos terroristas dentro de Gaza.
Esta postura ha encontrado eco en el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, cuya posible renuncia pondría al gobierno en una delicada posición de minoría parlamentaria. Las amenazas de estos dos ministros se suman a la advertencia hecha por el ministro de Asuntos de la Diáspora, Amichai Chikli, quien también ha señalado su intención de dimitir si se efectúa una retirada del corredor Filadelfia, área clave que separa Gaza de Egipto.
A pesar de las amenazas internas, el líder de la oposición israelí, Yair Lapid, ha ofrecido su respaldo a Netanyahu, animándolo a no dejarse amedrentar por las posibles renuncias. En paralelo, la comunidad internacional, con EE. UU. y Egipto a la cabeza, ha presionado para la pronta implementación del cese de fuego, con el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, mostrando confianza en que se hará efectivo el domingo.
Desde el anuncio del alto al fuego, los ataques aéreos israelíes han resultado en la muerte de más de 80 palestinos, según la agencia de defensa civil de Gaza. La devastación en Gaza es extensa, con una crisis humanitaria agravada que afecta a millones de personas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que se necesitarán al menos 10 mil millones de dólares para restaurar el sistema sanitario de Gaza en los próximos cinco a siete años. Parte del acuerdo de cese de fuego incluye la entrada diaria de 600 camiones de ayuda humanitaria, aunque su implementación enfrenta retos significativos.
En este contexto, la reunión del gabinete israelí para la votación del acuerdo está programada para el viernes, aunque aún no se ha confirmado oficialmente. Mientras tanto, la presión sobre Netanyahu se intensifica, con la delicada tarea de balancear las demandas de seguridad con las necesidades humanitarias y las tensiones internas de su propio gabinete.
La guerra ha ocasionado decenas de miles de muertes en Gaza y ha destruido gran parte de su infraestructura civil, exacerbando una situación humanitaria ya de por sí crítica. Millones de personas en la región esperan con incertidumbre la confirmación del cese de fuego.
La situación política en Israel permanece en una encrucijada, con un gabinete dividido y una comunidad internacional que urge por una solución inmediata. Mientras tanto, Gaza sigue sufriendo las secuelas de un conflicto prolongado, con una recuperación que se anticipa será extensa y costosa.