Ciencia

El microbioma genital deja un rastro único y podría ayudar a identificar agresores sexuales

Un estudio publicado el 12 de febrero de 2025 en la revista iScience demuestra que las bacterias presentes en los genitales se transfieren entre parejas durante el acto sexual, proporcionando una herramienta potencialmente valiosa para identificar agresores en casos de violación donde no se encuentra ADN humano.

Ciencia

El microbioma genital deja un rastro único y podría ayudar a identificar agresores sexuales

Un estudio publicado el 12 de febrero de 2025 en la revista iScience demuestra que las bacterias presentes en los genitales se transfieren entre parejas durante el acto sexual, proporcionando una herramienta potencialmente valiosa para identificar agresores en casos de violación donde no se encuentra ADN humano.

“El sexoma podría complementar las investigaciones forenses cuando no se dispone de ADN humano del agresor”

– Indicó Ruby Dixon, autora principal del estudio.

12/2/2025

Un equipo de investigadores liderados por Brendan Chapman de la Universidad Murdoch, en Australia, y su colega Ruby Dixon, ha revelado un hallazgo significativo que podría transformar la investigación forense en casos de agresión sexual. Según el estudio, publicado en la revista iScience el 12 de febrero de 2025, las bacterias presentes en los genitales se transfieren entre parejas durante las relaciones sexuales, dejando una firma microbiana única que puede ser utilizada como evidencia.

Para llegar a estas conclusiones, se reclutaron 12 parejas heterosexuales monógamas, cuyas muestras de microbioma genital fueron recolectadas antes y después de mantener relaciones sexuales. Previo al procedimiento, todos los participantes respetaron un período de abstinencia sexual de entre 2 y 14 días para establecer una línea base en las muestras. Los resultados revelaron que después del coito, cada pareja presentaba una huella única de transferencia bacteriana, corroborando que las bacterias se intercambian durante el acto sexual.

De las 12 parejas, tres usaron preservativos durante la relación sexual. Aunque esto afectó la transferencia de microbiomas, no la impidió por completo; en la mayoría de los casos, la transferencia ocurrió predominantemente de la mujer al hombre. Además, las muestras confirmaron la presencia de ADN bacteriano tanto del hombre como de la mujer en los genitales del otro tras la relación sexual.

Este avance podría revolucionar las ciencias forenses mediante un análisis denominado "sexoma", que permitiría rastrear el contacto sexual de un individuo a partir de los microorganismos específicos presentes en los genitales de otra persona. En casos de violación donde no se encuentra ADN humano del agresor, este enfoque proporcionaría una herramienta adicional para la investigación criminal. Según los investigadores, la recolección de estas muestras es indolora y similar a métodos médicos comunes, como el Papanicolau.

Natasha Arora, experta del Departamento de Genética Forense de la Universidad de Zúrich, considera este trabajo sumamente prometedor. "Podría proporcionar un contexto crucial para comprender cómo el ADN llegó a una escena del crimen", indicó, destacando el potencial de esta técnica para complementar las pruebas tradicionales en los casos más complejos.

Sin embargo, como advierte el propio equipo de investigación, el estudio aún enfrenta limitaciones. Factores como el ciclo menstrual y la higiene de los participantes podrían influir en los resultados del microbioma y necesitan ser investigados más a fondo. Además, se requerirá un mayor número de participantes y un seguimiento prolongado para evaluar la variabilidad en diferentes grupos poblacionales y condiciones ambientales.


A pesar de estas limitaciones, se espera que futuras investigaciones amplíen los usos potenciales del análisis del sexoma en el ámbito legal y médico. Mientras tanto, este innovador enfoque representa un avance significativo en la búsqueda de alternativas cuando no se dispone de ADN humano como evidencia.

Algo Curioso

“El sexoma podría complementar las investigaciones forenses cuando no se dispone de ADN humano del agresor”

– Indicó Ruby Dixon, autora principal del estudio.

Feb 12, 2025
Colglobal News

Un equipo de investigadores liderados por Brendan Chapman de la Universidad Murdoch, en Australia, y su colega Ruby Dixon, ha revelado un hallazgo significativo que podría transformar la investigación forense en casos de agresión sexual. Según el estudio, publicado en la revista iScience el 12 de febrero de 2025, las bacterias presentes en los genitales se transfieren entre parejas durante las relaciones sexuales, dejando una firma microbiana única que puede ser utilizada como evidencia.

Para llegar a estas conclusiones, se reclutaron 12 parejas heterosexuales monógamas, cuyas muestras de microbioma genital fueron recolectadas antes y después de mantener relaciones sexuales. Previo al procedimiento, todos los participantes respetaron un período de abstinencia sexual de entre 2 y 14 días para establecer una línea base en las muestras. Los resultados revelaron que después del coito, cada pareja presentaba una huella única de transferencia bacteriana, corroborando que las bacterias se intercambian durante el acto sexual.

De las 12 parejas, tres usaron preservativos durante la relación sexual. Aunque esto afectó la transferencia de microbiomas, no la impidió por completo; en la mayoría de los casos, la transferencia ocurrió predominantemente de la mujer al hombre. Además, las muestras confirmaron la presencia de ADN bacteriano tanto del hombre como de la mujer en los genitales del otro tras la relación sexual.

Este avance podría revolucionar las ciencias forenses mediante un análisis denominado "sexoma", que permitiría rastrear el contacto sexual de un individuo a partir de los microorganismos específicos presentes en los genitales de otra persona. En casos de violación donde no se encuentra ADN humano del agresor, este enfoque proporcionaría una herramienta adicional para la investigación criminal. Según los investigadores, la recolección de estas muestras es indolora y similar a métodos médicos comunes, como el Papanicolau.

Natasha Arora, experta del Departamento de Genética Forense de la Universidad de Zúrich, considera este trabajo sumamente prometedor. "Podría proporcionar un contexto crucial para comprender cómo el ADN llegó a una escena del crimen", indicó, destacando el potencial de esta técnica para complementar las pruebas tradicionales en los casos más complejos.

Sin embargo, como advierte el propio equipo de investigación, el estudio aún enfrenta limitaciones. Factores como el ciclo menstrual y la higiene de los participantes podrían influir en los resultados del microbioma y necesitan ser investigados más a fondo. Además, se requerirá un mayor número de participantes y un seguimiento prolongado para evaluar la variabilidad en diferentes grupos poblacionales y condiciones ambientales.


A pesar de estas limitaciones, se espera que futuras investigaciones amplíen los usos potenciales del análisis del sexoma en el ámbito legal y médico. Mientras tanto, este innovador enfoque representa un avance significativo en la búsqueda de alternativas cuando no se dispone de ADN humano como evidencia.

Un equipo de investigadores liderados por Brendan Chapman de la Universidad Murdoch, en Australia, y su colega Ruby Dixon, ha revelado un hallazgo significativo que podría transformar la investigación forense en casos de agresión sexual. Según el estudio, publicado en la revista iScience el 12 de febrero de 2025, las bacterias presentes en los genitales se transfieren entre parejas durante las relaciones sexuales, dejando una firma microbiana única que puede ser utilizada como evidencia.

Para llegar a estas conclusiones, se reclutaron 12 parejas heterosexuales monógamas, cuyas muestras de microbioma genital fueron recolectadas antes y después de mantener relaciones sexuales. Previo al procedimiento, todos los participantes respetaron un período de abstinencia sexual de entre 2 y 14 días para establecer una línea base en las muestras. Los resultados revelaron que después del coito, cada pareja presentaba una huella única de transferencia bacteriana, corroborando que las bacterias se intercambian durante el acto sexual.

De las 12 parejas, tres usaron preservativos durante la relación sexual. Aunque esto afectó la transferencia de microbiomas, no la impidió por completo; en la mayoría de los casos, la transferencia ocurrió predominantemente de la mujer al hombre. Además, las muestras confirmaron la presencia de ADN bacteriano tanto del hombre como de la mujer en los genitales del otro tras la relación sexual.

Este avance podría revolucionar las ciencias forenses mediante un análisis denominado "sexoma", que permitiría rastrear el contacto sexual de un individuo a partir de los microorganismos específicos presentes en los genitales de otra persona. En casos de violación donde no se encuentra ADN humano del agresor, este enfoque proporcionaría una herramienta adicional para la investigación criminal. Según los investigadores, la recolección de estas muestras es indolora y similar a métodos médicos comunes, como el Papanicolau.

Natasha Arora, experta del Departamento de Genética Forense de la Universidad de Zúrich, considera este trabajo sumamente prometedor. "Podría proporcionar un contexto crucial para comprender cómo el ADN llegó a una escena del crimen", indicó, destacando el potencial de esta técnica para complementar las pruebas tradicionales en los casos más complejos.

Sin embargo, como advierte el propio equipo de investigación, el estudio aún enfrenta limitaciones. Factores como el ciclo menstrual y la higiene de los participantes podrían influir en los resultados del microbioma y necesitan ser investigados más a fondo. Además, se requerirá un mayor número de participantes y un seguimiento prolongado para evaluar la variabilidad en diferentes grupos poblacionales y condiciones ambientales.


A pesar de estas limitaciones, se espera que futuras investigaciones amplíen los usos potenciales del análisis del sexoma en el ámbito legal y médico. Mientras tanto, este innovador enfoque representa un avance significativo en la búsqueda de alternativas cuando no se dispone de ADN humano como evidencia.

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