Mundo

El Papa León XIV coloca la inteligencia artificial en el centro de la agenda ética del Vaticano

A una semana de su elección, León XIV, nuevo líder de los 1.400 millones de católicos en el mundo, ha advertido públicamente sobre la amenaza y los desafíos de la inteligencia artificial, poniendo este tema como máxima prioridad en la agenda de la Iglesia al abordar sus riesgos para la dignidad humana, la justicia y el empleo.

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El Papa León XIV coloca la inteligencia artificial en el centro de la agenda ética del Vaticano

A una semana de su elección, León XIV, nuevo líder de los 1.400 millones de católicos en el mundo, ha advertido públicamente sobre la amenaza y los desafíos de la inteligencia artificial, poniendo este tema como máxima prioridad en la agenda de la Iglesia al abordar sus riesgos para la dignidad humana, la justicia y el empleo.

"Ahora es el primer tema de un Papa"

– Señaló Paolo Benanti, principal asesor del Vaticano en ética de la inteligencia artificial.

15/5/2025

La reciente elección de León XIV como Papa ha marcado un cambio de enfoque en el liderazgo de la Iglesia Católica, colocando la inteligencia artificial (IA) como una de las principales preocupaciones éticas y sociales de su pontificado. Apenas una semana después de asumir su cargo, el Papa León, licenciado en matemáticas, abordó públicamente los riesgos y retos asociados al vertiginoso desarrollo de la IA en sus discursos ante el Colegio Cardenalicio y la prensa internacional.

En la iglesia de San Matías Schöneberg, en Berlín, la inquietud por la IA es palpable entre los feligreses. Esta comunidad, compuesta por 12.000 católicos de más de 100 países, enfrenta inquietudes crecientes por la posible sustitución de empleos, el impacto en la educación —donde docentes vigilan permanentemente posibles trampas académicas generadas por IA— y la exposición de menores a desinformación en chatbots y redes sociales. Intérpretes y trabajadores especializados temen perder sus fuentes de ingreso ante el avance tecnológico.

El Papa León prometió que la Iglesia abordará los riesgos que la IA supone para la dignidad humana y la justicia social, así como los posibles cambios disruptivos en el mundo del trabajo. Sostuvo que, aunque la IA tiene inmenso potencial, es necesario actuar con responsabilidad para que sirva al bien común. Su enfoque fue calificado de audaz por Paolo Benanti, fraile franciscano y principal asesor en ética de la inteligencia artificial del Vaticano. Benanti destacó que hace 15 años, abordar temas como los cíborgs o el mejoramiento humano era visto como un despropósito en los círculos académicos vaticanos, y hoy encabezan la agenda papal.

León XIV había mostrado interés en la vida digital incluso antes de su elección, organizando reuniones sobre estos temas en el Vaticano en septiembre pasado. Su antecesor, el Papa Francisco, ya había llamado a fortalecer la regulación de la IA y a que la tecnología se orientara a resolver problemas sociales, evitando el lucro y el poder desmedido. Para León XIV, uno de los referentes históricos es León XIII, quien en 1891 denunció los abusos de la revolución industrial y defendió la protección de los trabajadores frente a la explotación derivada del cambio tecnológico.

El contexto actual, caracterizado por inversiones de decenas de miles de millones de dólares en desarrollo de IA y la ausencia de acuerdos globales sólidos sobre regulación, plantea una disrupción similar a la vivida en la revolución industrial. Estados Unidos y China compiten por el liderazgo geopolítico en esta industria decisiva, y muchos expertos del sector tecnológico describen la IA como una invención comparable a la máquina de vapor, la electricidad o internet. Sin embargo, los riesgos también crecen: proliferación de vídeos falsos y desinformación, automatización de decisiones críticas (financieras, militares, laborales) y armas autónomas sin control humano directo.

El Fondo Monetario Internacional calcula que la IA tendrá impacto en alrededor del 40% de los empleos globales, eliminando algunos, transformando otros y acentuando la desigualdad entre quienes pueden incorporar IA a sus actividades y quienes no.

La Iglesia Católica ha sido históricamente promotora de innovaciones tecnológicas, como las ruedas hidráulicas medievales y el barómetro, pero hoy enfrenta los retos de una tecnología cuyo poder y consecuencias negativas resultan enormes, según Brian Patrick Green, director de ética tecnológica de la Universidad de Santa Clara.

Además de riesgos, la IA también ofrece herramientas a la Iglesia para optimizar tareas administrativas, investigaciones y gestión de grandes volúmenes de datos. Aplicaciones como Bible Chat, entrenadas en enseñanzas bíblicas, resuelven dudas teológicas cotidianas y han alcanzado posiciones destacadas en tiendas de aplicaciones, cobrando $59.99 dólares por su servicio premium anual. Magisterium AI, otro servicio popular, ayuda al clero con lecturas de misa y consultas de doctrina.

Diversos líderes católicos y asesorías tecnológicas subrayan la necesidad de adoptar un enfoque realista, capacitando a sus comunidades para distinguir entre información fidedigna y manipulación digital. "Lo que podemos hacer es convocar a personas de buena voluntad", opinó el reverendo Brendan McGuire, asesor en Silicon Valley, recordando que el desafío de la IA es esencialmente un asunto que atañe a la humanidad y no sólo a la Iglesia.

El sacerdote Josef Wieneke, responsable de San Matías en Berlín, señaló el interés creciente de editoriales y académicos en la perspectiva ética y religiosa respecto a la IA, ante la expectativa generada por la posición del Papa.

Si bien la Iglesia históricamente abogó por que el Estado protegiera a los asalariados frente a la explotación tecnológica, el alcance que León XIV pueda tener sobre gobiernos y corporaciones multinacionales en materia de regulación y control de la IA sigue siendo incierto. El profesor emérito Stephen N. Williams señaló que las convicciones papales pueden enfrentar dificultades para transformar la postura de grandes empresas o incidir en la legislación efectiva.

Por su parte, Matthew Harvey Sanders, fundador de Magisterium AI, expresó que el papel de la Iglesia debe centrarse en ofrecer apoyo moral y sentido de comunidad a quienes pierden sus empleos o sufren los efectos adversos de la IA, más que en intervenir directamente en la regulación estatal.

En una entrevista previa, León XIV expresó que la solución no es evitar los medios, sino enseñar a la población a ser crítica y no aceptar sin más todo lo que escucha o lee, posicionando así la educación ética y el discernimiento como ejes centrales del enfoque vaticano ante el rápido avance de la inteligencia artificial.

Algo Curioso

"Ahora es el primer tema de un Papa"

– Señaló Paolo Benanti, principal asesor del Vaticano en ética de la inteligencia artificial.

May 15, 2025
Colglobal News

La reciente elección de León XIV como Papa ha marcado un cambio de enfoque en el liderazgo de la Iglesia Católica, colocando la inteligencia artificial (IA) como una de las principales preocupaciones éticas y sociales de su pontificado. Apenas una semana después de asumir su cargo, el Papa León, licenciado en matemáticas, abordó públicamente los riesgos y retos asociados al vertiginoso desarrollo de la IA en sus discursos ante el Colegio Cardenalicio y la prensa internacional.

En la iglesia de San Matías Schöneberg, en Berlín, la inquietud por la IA es palpable entre los feligreses. Esta comunidad, compuesta por 12.000 católicos de más de 100 países, enfrenta inquietudes crecientes por la posible sustitución de empleos, el impacto en la educación —donde docentes vigilan permanentemente posibles trampas académicas generadas por IA— y la exposición de menores a desinformación en chatbots y redes sociales. Intérpretes y trabajadores especializados temen perder sus fuentes de ingreso ante el avance tecnológico.

El Papa León prometió que la Iglesia abordará los riesgos que la IA supone para la dignidad humana y la justicia social, así como los posibles cambios disruptivos en el mundo del trabajo. Sostuvo que, aunque la IA tiene inmenso potencial, es necesario actuar con responsabilidad para que sirva al bien común. Su enfoque fue calificado de audaz por Paolo Benanti, fraile franciscano y principal asesor en ética de la inteligencia artificial del Vaticano. Benanti destacó que hace 15 años, abordar temas como los cíborgs o el mejoramiento humano era visto como un despropósito en los círculos académicos vaticanos, y hoy encabezan la agenda papal.

León XIV había mostrado interés en la vida digital incluso antes de su elección, organizando reuniones sobre estos temas en el Vaticano en septiembre pasado. Su antecesor, el Papa Francisco, ya había llamado a fortalecer la regulación de la IA y a que la tecnología se orientara a resolver problemas sociales, evitando el lucro y el poder desmedido. Para León XIV, uno de los referentes históricos es León XIII, quien en 1891 denunció los abusos de la revolución industrial y defendió la protección de los trabajadores frente a la explotación derivada del cambio tecnológico.

El contexto actual, caracterizado por inversiones de decenas de miles de millones de dólares en desarrollo de IA y la ausencia de acuerdos globales sólidos sobre regulación, plantea una disrupción similar a la vivida en la revolución industrial. Estados Unidos y China compiten por el liderazgo geopolítico en esta industria decisiva, y muchos expertos del sector tecnológico describen la IA como una invención comparable a la máquina de vapor, la electricidad o internet. Sin embargo, los riesgos también crecen: proliferación de vídeos falsos y desinformación, automatización de decisiones críticas (financieras, militares, laborales) y armas autónomas sin control humano directo.

El Fondo Monetario Internacional calcula que la IA tendrá impacto en alrededor del 40% de los empleos globales, eliminando algunos, transformando otros y acentuando la desigualdad entre quienes pueden incorporar IA a sus actividades y quienes no.

La Iglesia Católica ha sido históricamente promotora de innovaciones tecnológicas, como las ruedas hidráulicas medievales y el barómetro, pero hoy enfrenta los retos de una tecnología cuyo poder y consecuencias negativas resultan enormes, según Brian Patrick Green, director de ética tecnológica de la Universidad de Santa Clara.

Además de riesgos, la IA también ofrece herramientas a la Iglesia para optimizar tareas administrativas, investigaciones y gestión de grandes volúmenes de datos. Aplicaciones como Bible Chat, entrenadas en enseñanzas bíblicas, resuelven dudas teológicas cotidianas y han alcanzado posiciones destacadas en tiendas de aplicaciones, cobrando $59.99 dólares por su servicio premium anual. Magisterium AI, otro servicio popular, ayuda al clero con lecturas de misa y consultas de doctrina.

Diversos líderes católicos y asesorías tecnológicas subrayan la necesidad de adoptar un enfoque realista, capacitando a sus comunidades para distinguir entre información fidedigna y manipulación digital. "Lo que podemos hacer es convocar a personas de buena voluntad", opinó el reverendo Brendan McGuire, asesor en Silicon Valley, recordando que el desafío de la IA es esencialmente un asunto que atañe a la humanidad y no sólo a la Iglesia.

El sacerdote Josef Wieneke, responsable de San Matías en Berlín, señaló el interés creciente de editoriales y académicos en la perspectiva ética y religiosa respecto a la IA, ante la expectativa generada por la posición del Papa.

Si bien la Iglesia históricamente abogó por que el Estado protegiera a los asalariados frente a la explotación tecnológica, el alcance que León XIV pueda tener sobre gobiernos y corporaciones multinacionales en materia de regulación y control de la IA sigue siendo incierto. El profesor emérito Stephen N. Williams señaló que las convicciones papales pueden enfrentar dificultades para transformar la postura de grandes empresas o incidir en la legislación efectiva.

Por su parte, Matthew Harvey Sanders, fundador de Magisterium AI, expresó que el papel de la Iglesia debe centrarse en ofrecer apoyo moral y sentido de comunidad a quienes pierden sus empleos o sufren los efectos adversos de la IA, más que en intervenir directamente en la regulación estatal.

En una entrevista previa, León XIV expresó que la solución no es evitar los medios, sino enseñar a la población a ser crítica y no aceptar sin más todo lo que escucha o lee, posicionando así la educación ética y el discernimiento como ejes centrales del enfoque vaticano ante el rápido avance de la inteligencia artificial.

La reciente elección de León XIV como Papa ha marcado un cambio de enfoque en el liderazgo de la Iglesia Católica, colocando la inteligencia artificial (IA) como una de las principales preocupaciones éticas y sociales de su pontificado. Apenas una semana después de asumir su cargo, el Papa León, licenciado en matemáticas, abordó públicamente los riesgos y retos asociados al vertiginoso desarrollo de la IA en sus discursos ante el Colegio Cardenalicio y la prensa internacional.

En la iglesia de San Matías Schöneberg, en Berlín, la inquietud por la IA es palpable entre los feligreses. Esta comunidad, compuesta por 12.000 católicos de más de 100 países, enfrenta inquietudes crecientes por la posible sustitución de empleos, el impacto en la educación —donde docentes vigilan permanentemente posibles trampas académicas generadas por IA— y la exposición de menores a desinformación en chatbots y redes sociales. Intérpretes y trabajadores especializados temen perder sus fuentes de ingreso ante el avance tecnológico.

El Papa León prometió que la Iglesia abordará los riesgos que la IA supone para la dignidad humana y la justicia social, así como los posibles cambios disruptivos en el mundo del trabajo. Sostuvo que, aunque la IA tiene inmenso potencial, es necesario actuar con responsabilidad para que sirva al bien común. Su enfoque fue calificado de audaz por Paolo Benanti, fraile franciscano y principal asesor en ética de la inteligencia artificial del Vaticano. Benanti destacó que hace 15 años, abordar temas como los cíborgs o el mejoramiento humano era visto como un despropósito en los círculos académicos vaticanos, y hoy encabezan la agenda papal.

León XIV había mostrado interés en la vida digital incluso antes de su elección, organizando reuniones sobre estos temas en el Vaticano en septiembre pasado. Su antecesor, el Papa Francisco, ya había llamado a fortalecer la regulación de la IA y a que la tecnología se orientara a resolver problemas sociales, evitando el lucro y el poder desmedido. Para León XIV, uno de los referentes históricos es León XIII, quien en 1891 denunció los abusos de la revolución industrial y defendió la protección de los trabajadores frente a la explotación derivada del cambio tecnológico.

El contexto actual, caracterizado por inversiones de decenas de miles de millones de dólares en desarrollo de IA y la ausencia de acuerdos globales sólidos sobre regulación, plantea una disrupción similar a la vivida en la revolución industrial. Estados Unidos y China compiten por el liderazgo geopolítico en esta industria decisiva, y muchos expertos del sector tecnológico describen la IA como una invención comparable a la máquina de vapor, la electricidad o internet. Sin embargo, los riesgos también crecen: proliferación de vídeos falsos y desinformación, automatización de decisiones críticas (financieras, militares, laborales) y armas autónomas sin control humano directo.

El Fondo Monetario Internacional calcula que la IA tendrá impacto en alrededor del 40% de los empleos globales, eliminando algunos, transformando otros y acentuando la desigualdad entre quienes pueden incorporar IA a sus actividades y quienes no.

La Iglesia Católica ha sido históricamente promotora de innovaciones tecnológicas, como las ruedas hidráulicas medievales y el barómetro, pero hoy enfrenta los retos de una tecnología cuyo poder y consecuencias negativas resultan enormes, según Brian Patrick Green, director de ética tecnológica de la Universidad de Santa Clara.

Además de riesgos, la IA también ofrece herramientas a la Iglesia para optimizar tareas administrativas, investigaciones y gestión de grandes volúmenes de datos. Aplicaciones como Bible Chat, entrenadas en enseñanzas bíblicas, resuelven dudas teológicas cotidianas y han alcanzado posiciones destacadas en tiendas de aplicaciones, cobrando $59.99 dólares por su servicio premium anual. Magisterium AI, otro servicio popular, ayuda al clero con lecturas de misa y consultas de doctrina.

Diversos líderes católicos y asesorías tecnológicas subrayan la necesidad de adoptar un enfoque realista, capacitando a sus comunidades para distinguir entre información fidedigna y manipulación digital. "Lo que podemos hacer es convocar a personas de buena voluntad", opinó el reverendo Brendan McGuire, asesor en Silicon Valley, recordando que el desafío de la IA es esencialmente un asunto que atañe a la humanidad y no sólo a la Iglesia.

El sacerdote Josef Wieneke, responsable de San Matías en Berlín, señaló el interés creciente de editoriales y académicos en la perspectiva ética y religiosa respecto a la IA, ante la expectativa generada por la posición del Papa.

Si bien la Iglesia históricamente abogó por que el Estado protegiera a los asalariados frente a la explotación tecnológica, el alcance que León XIV pueda tener sobre gobiernos y corporaciones multinacionales en materia de regulación y control de la IA sigue siendo incierto. El profesor emérito Stephen N. Williams señaló que las convicciones papales pueden enfrentar dificultades para transformar la postura de grandes empresas o incidir en la legislación efectiva.

Por su parte, Matthew Harvey Sanders, fundador de Magisterium AI, expresó que el papel de la Iglesia debe centrarse en ofrecer apoyo moral y sentido de comunidad a quienes pierden sus empleos o sufren los efectos adversos de la IA, más que en intervenir directamente en la regulación estatal.

En una entrevista previa, León XIV expresó que la solución no es evitar los medios, sino enseñar a la población a ser crítica y no aceptar sin más todo lo que escucha o lee, posicionando así la educación ética y el discernimiento como ejes centrales del enfoque vaticano ante el rápido avance de la inteligencia artificial.

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