El accidente del vuelo AI171 de Air India tuvo lugar en el aeropuerto de Ahmedabad, India, a las pocas semanas de que Boeing aceptara pagar 1.100 millones de dólares (812 millones de libras) para evitar una prosecución derivada de los dos incidentes mortales previos con aviones 737 Max, donde fallecieron 346 personas.
El Boeing 787-8 Dreamliner transportaba a 242 personas cuando se precipitó poco después del despegue en dirección a Londres. La aeronave sólo logró alcanzar 190 metros de altura (625 pies) antes de su descenso abrupto. Las condiciones meteorológicas en el momento del accidente eran benignas, sin reporte de problemas climáticos que hayan podido influir en la tragedia. De los ocupantes, 241 perdieron la vida, entre ellos 169 indios y 52 británicos. El único sobreviviente, Vishwashkumar Ramesh, ciudadano británico, consiguió evacuar la aeronave por una salida de emergencia y fue hospitalizado con múltiples lesiones. Se encuentra fuera de peligro y manifestó preocupación por su hermano, quien viajaba en el mismo vuelo.
Equipos de la Junta de Investigación de Accidentes Aéreos del Reino Unido, la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de EE. UU. y personal técnico de Boeing participan en la investigación. La hipótesis inicial señala una posible falla de motor, potencialmente causada por impacto de aves, aunque estos aviones están diseñados para operar con un solo motor en caso de emergencia.
Este accidente ocurre en un momento de escrutinio internacional sobre la seguridad de los aviones Boeing, luego de los antecedentes negativos del 737 Max. Actualmente, Air India opera 34 Dreamliners y mantiene pedidos por otros 20. La compañía, que utiliza el modelo desde 2012, fue adquirida por el Grupo Tata en 2022, el cual había anunciado planes de modernización de flota.
Desde las primeras horas tras el siniestro, los investigadores han enfocado sus esfuerzos en la localización y análisis de las cajas negras de la aeronave, fundamentales para esclarecer las causas exactas del accidente.