El lunes 25 de noviembre de 2024, un avión Cessna 206 Stationer con matrícula TI-GER perteneciente a la compañía AeroCaribe se estrelló en la zona montañosa de Pico Blanco, ubicada entre Escazú y Santa Ana, en la provincia de San José, Costa Rica. El vuelo había despegado de Barra del Tortuguero con destino al Aeropuerto Internacional Juan Santamaría.
La torre de control perdió contacto con la aeronave alrededor de las 12:30 hora local (18:30 GMT), lo que activó inmediatamente los protocolos de emergencia. En el siniestro, cinco personas perdieron la vida y Paola Amador, de 31 años, resultó ser la única sobreviviente. Amador fue encontrada a 50 metros del lugar del accidente tras haber caminado más de 10 horas en busca de ayuda. Fue localizada consciente, aunque no recordaba lo sucedido, y presentaba múltiples fracturas.
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El rescate de Amador se vio complicado debido a las difíciles condiciones meteorológicas, que incluían fuertes lluvias y vientos, así como el complicado acceso a la zona. Un total de 68 rescatistas participaron en el operativo, y la Cruz Roja informó que el equipo caminó sin detenerse durante 14 horas antes de alcanzar a la sobreviviente. Los rescatistas tardaron 18 horas en llegar al lugar del accidente en su totalidad. Amador fue trasladada en estado crítico al Hospital San Juan de Dios en San José.
Se desconocen los detalles exactos que llevaron al accidente de la aeronave Cessna 206 Stationer, pero las autoridades continúan las investigaciones para determinar las causas del siniestro. Este tipo de aeronave, muy utilizado para vuelos turísticos y de corta distancia, tiene una capacidad para seis personas y es conocido por su fiabilidad.
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El director de la Cruz Roja puntualizó que el rescate fue complicado debido a las condiciones meteorológicas adversas y el difícil acceso a la zona. "El terreno y el clima jugaron en nuestra contra, pero logramos acceder y estabilizar a la sobreviviente", declaró.
Las identidades de las cinco personas fallecidas aún no han sido reveladas públicamente, y se espera que las autoridades emitan un informe más detallado en los próximos días. La comunidad aeronáutica costarricense se encuentra consternada por el evento y expresa su solidaridad con las familias afectadas.
Este accidente ha subrayado la importancia de la supervisión y mantenimiento regular de las aeronaves, así como la necesidad de contar con protocolos de emergencia eficientes que permitan una rápida y efectiva respuesta ante situaciones críticas.