He Jiankui, el científico chino cuyo nombre se hizo notorio en el mundo de la genética por crear los primeros bebés genéticamente modificados, ha retomado sus investigaciones tras haber sido condenado a tres años de prisión por violar las regulaciones médicas y éticas. Tras su liberación, He ha iniciado proyectos que apuntan a tratar enfermedades genéticas graves, como la distrofia muscular de Duchenne y el Alzheimer familiar. A pesar de las controversias pasadas, He asegura que su trabajo actual sigue rigurosamente las normas nacionales e internacionales, utilizando únicamente embriones humanos desechados para sus investigaciones.
En sus declaraciones más recientes, He refleja una mezcla de orgullo y determinación, defendiendo la validez y seguridad de sus experimentos anteriores. Afirma que las gemelas Lulu y Nana, nacidas de sus controvertidos experimentos de edición genética, están saludables y no presentan modificaciones genéticas más allá de los objetivos médicos planteados. Estas afirmaciones buscan subrayar la seguridad y eficacia de la edición genética, aunque no exentas de críticas por parte de la comunidad científica internacional.
He ha establecido tres nuevos laboratorios en China desde su liberación, señal de su intención de continuar profundizando en la investigación genética. Sus objetivos actuales incluyen no solo comprender y tratar enfermedades raras, sino también limpiar su reputación y contribuir positivamente a la ciencia. Su caso sigue siendo un punto de discusión sobre los límites éticos y morales de la edición genética, especialmente cuando se trata de embriones humanos.
A pesar de los desafíos y la controversia que rodean su figura, He Jiankui se mantiene firme en su creencia de que la edición genética de embriones humanos es un camino que la sociedad eventualmente aceptará y normalizará. Este optimismo se ve reflejado en sus esfuerzos por avanzar en la investigación, aunque siempre bajo el escrutinio de las regulaciones éticas y legales para evitar los errores del pasado.