Según un estudio reciente publicado en Nature Ecology & Evolution, la cantidad e intensidad de los incendios forestales más extremos en la Tierra se han duplicado en las últimas dos décadas. Investigadores de la Universidad de Tasmania calcularon la energía liberada por diferentes incendios entre 2003 y 2023, identificando un total de 30 millones de incendios y seleccionando los 2,913 más extremos.
El estudio muestra que estos incendios extremos se han vuelto más frecuentes, duplicándose en número desde 2003. Desde 2017, se han experimentado los seis años con el mayor número de estos eventos devastadores. Además, la intensidad de los incendios ha aumentado notablemente, liberando el doble de energía comparado con el inicio del período evaluado.
La superficie forestal quemada cada año ha mostrado un incremento ligero, lo cual implica una mayor emisión de carbono a la atmósfera. También se ha observado un aumento en la proporción de tierra quemada que está afectada por quemaduras de alta severidad, empeorando la situación en muchas regiones.
El estudio identifica los bosques boreales del extremo norte y los bosques de coníferas templadas como los ecosistemas críticos que impulsan el aumento global de incendios forestales extremos. Regiones como Siberia oriental, el oeste de EE. UU y Canadá se ven especialmente afectadas por estas tendencias. La actividad humana, el cambio climático y la gestión forestal se mencionan como factores clave que contribuyen a la creciente frecuencia e intensidad de estos incendios.
Además, la investigación destaca que el aumento de incendios extremos añade complejidad a los patrones y tendencias incendiarias, subrayando la urgencia de abordar las causas subyacentes, tales como los cambios en el uso del suelo, las políticas forestales y, por supuesto, el cambio climático.
Esta información es crucial para mejorar la preparación y respuesta ante estos incendios extremos, los cuales resultan casi imposibles de controlar con métodos tradicionales de extinción. La adaptación de políticas y la implementación de estrategias efectivas son necesarias para mitigar el impacto de estos eventos cada vez más frecuentes y destructivos. Los incendios forestales extremos identificados por el estudio liberan tanta energía que, en algunos casos, pueden generar sus propios sistemas meteorológicos, agravando aún más las condiciones para la lucha contra el fuego.