La investigación conjunta de The Guardian, Unearthed y Repórter Brasil ha puesto en foco los compromisos ambientales de JBS, la mayor productora mundial de carne, quien prometió erradicar para finales de 2025 la deforestación vinculada a su cadena de suministro en la región amazónica. Este nuevo plazo adelanta el compromiso anterior, originalmente fijado para 2030.
El reportaje involucró entrevistas a más de 35 actores del sector, incluyendo ganaderos y líderes de sindicatos regionales en los estados de Pará y Rondônia. En ellas, muchos manifestaron un escepticismo generalizado sobre la capacidad de JBS para cumplir su meta, resaltando la complejidad de garantizar que ningún ganado provenga de áreas deforestadas. Según testimonios recogidos, persisten prácticas como el "lavado de ganado", en las que intermediarios se encargan de ocultar orígenes irregulares del ganado para ingresar al mercado formal.
Uno de los principales obstáculos identificados radica en la propiedad de la tierra: múltiples explotaciones ganaderas están establecidas en tierras públicas invadidas, lo que dificulta la regularización ambiental y el cumplimiento de los compromisos de la empresa.
JBS, ante estas críticas, argumentó que las conclusiones del reportaje se elaboraron sobre una muestra reducida de 30 ganaderos, sin considerar sus más de 40,000 proveedores registrados. La compañía sostiene estar aplicando políticas y sistemas para mitigar el riesgo de adquirir ganado de áreas deforestadas, incluyendo la apertura de oficinas "verdes", donde asesoran gratuitamente a los ganaderos en la regularización, un proceso que puede extenderse de tres a seis meses.
En materia de trazabilidad, JBS colabora con el gobierno del estado de Pará para poner en marcha un sistema de etiquetado obligatorio que permita rastrear las 26 millones de cabezas de ganado del estado para el año 2026. Para respaldar estas acciones, el Bezos Earth Fund comprometió un financiamiento de 143 millones de reales dirigido a ganaderos en procesos de adaptación a las nuevas políticas ambientales.
No obstante, desde el sector ganadero advierten sobre desafíos técnicos; la implementación de sistemas de trazabilidad requiere equipamiento especial y conectividad vía internet satelital, condiciones que resultan difíciles de cubrir antes de la fecha límite establecida.
El impacto ambiental vinculado a la producción ganadera es considerable: JBS ha sido señalada por su relación con la destrucción de más de 118,310 hectáreas de bosques y otros ecosistemas en Brasil. Varias organizaciones e instituciones legales han demandado a la empresa por sus conexiones con la deforestación amazónica. Entre ellas destaca la fiscal general de Nueva York, Letitia James, quien el año pasado inició una demanda acusando a la firma de inducir a error a los consumidores sobre sus objetivos climáticos.
La ganadería continúa siendo el mayor motor de deforestación en la Amazonía, y distintas voces científicas han alertado que la pérdida de bosque puede llevar a ese ecosistema a su punto de inflexión, mutando de sumidero a emisor neto de carbono. Actualmente, la viabilidad del compromiso de JBS para finales de 2025 se mantiene bajo fuerte escrutinio y duda tanto en el sector como entre observadores internacionales.