Salud

La Pobreza y la Esquizofrenia: Una Relación Bidireccional Confirmada por Estudios

Un nuevo estudio publicado en Nature Human Behaviour ha confirmado que la pobreza y la esquizofrenia tienen una relación causal bidireccional, donde la pobreza incrementa el riesgo de desarrollar esquizofrenia y viceversa, lo que resalta la urgente necesidad de políticas públicas enfocadas en combatir la pobreza para mejorar la salud mental.

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La Pobreza y la Esquizofrenia: Una Relación Bidireccional Confirmada por Estudios

Un nuevo estudio publicado en Nature Human Behaviour ha confirmado que la pobreza y la esquizofrenia tienen una relación causal bidireccional, donde la pobreza incrementa el riesgo de desarrollar esquizofrenia y viceversa, lo que resalta la urgente necesidad de políticas públicas enfocadas en combatir la pobreza para mejorar la salud mental.

"La pobreza es un factor causal para los trastornos de salud mental, sugiriendo que la contribución del entorno es mayor de lo que se pensaba anteriormente", afirmó Marco P. Boks, autor principal del estudio.

27/10/2024

El estudio titulado “Investigación del impacto de la pobreza en la enfermedad mental en el Biobanco del Reino Unido mediante aleatorización mendeliana”, realizado por Marco P. Boks y su equipo, se publicó en Nature Human Behaviour en 2024. La investigación utilizó datos del Biobanco del Reino Unido y del Consorcio Genómico Psiquiátrico, aplicando la técnica de aleatorización mendeliana (MR) para determinar los efectos causales de la pobreza en nueve trastornos mentales, incluyendo la esquizofrenia.

Los resultados del estudio revelaron 90 loci independientes asociados con un factor de pobreza latente. Entre los trastornos estudiados, la pobreza mostró efectos causales significativos en varios de ellos, siendo más notable en el TDAH (β = 0.330, IC 95%: 0.287, 0.373), el trastorno de ansiedad (β = 0.229, IC 95%: 0.101, 0.357), el trastorno depresivo mayor (β = 0.115, IC 95%: 0.074, 0.156), el trastorno por estrés postraumático (β = 0.140, IC 95%: 0.073, 0.207) y la esquizofrenia (β = 0.110, IC 95%: 0.074, 0.145). Además, el estudio encontró que la esquizofrenia también incrementa el riesgo de pobreza (β = 0.082, IC 95%: 0.061, 0.102), lo que sugiere una relación bidireccional entre pobreza y enfermedad mental.

Un artículo publicado por El País el 26 de octubre de 2024 destacó estos hallazgos, señalando que el diagnóstico de esquizofrenia es 12 veces más frecuente en personas con rentas bajas, según Belén González, comisionada de salud mental del Ministerio de Sanidad de España. González señaló que el uso de antidepresivos es aproximadamente cuatro veces mayor en las clases sociales bajas, subrayando que las medidas contra la pobreza pueden mejorar la salud mental en general. En su opinión, la receta de psicofármacos se usa con frecuencia ante la falta de soluciones sociales efectivas, pero sugiere que en algunos casos sería más beneficioso proporcionar apoyo legal y social, como la creación de grupos deportivos, asociaciones feministas o apoyo sindical en lugar de simplemente recetar medicación.

Esta perspectiva ha generado controversia en la comunidad médica. Celso Arango, director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, calificó de reduccionista la postura de González, señalando que los problemas de salud mental no deben simplificarse únicamente como consecuencias del sistema capitalista o de los problemas sociales. Además, mencionó que otros factores, como el uso de cannabis, también influyen en el desarrollo de trastornos mentales y que la exposición a factores de riesgo es una consecuencia indirecta de la pobreza, no la causa directa de enfermedades como la esquizofrenia.

Néstor Szerman, presidente de la Fundación Patología Dual, amplió el análisis indicando que el contexto socioeconómico adverso es especialmente perjudicial en personas con trastornos duales, es decir, quienes padecen tanto un trastorno mental como una adicción. Según Szerman, estas condiciones suelen agravar la marginación, la discriminación y el estigma, empeorando el estado mental de las personas afectadas. Xavier Miranda, coordinador del Grado de Trabajo Social de la Universitat de Lleida, afirmó que la acumulación de factores de riesgo, como la desocupación, la nutrición deficiente y el bajo nivel educativo, aumenta la vulnerabilidad a trastornos mentales en contextos de pobreza.

El informe también subrayó la alarmante situación laboral en España para las personas con trastornos mentales graves, como la esquizofrenia: solo el 18.9% de estas personas tiene empleo, y pierden en promedio 24 años de vida laboral. Esta situación, según Celso Arango, refleja las deficiencias en la integración laboral en comparación con otros países europeos. Arango y Miranda coinciden en la necesidad de reforzar los programas de reintegración laboral, mejorar las medidas de discriminación positiva y aumentar el apoyo comunitario para que las personas con trastornos mentales graves puedan alcanzar una vida satisfactoria.

Algo Curioso

"La pobreza es un factor causal para los trastornos de salud mental, sugiriendo que la contribución del entorno es mayor de lo que se pensaba anteriormente", afirmó Marco P. Boks, autor principal del estudio.

Oct 27, 2024
Colglobal News

El estudio titulado “Investigación del impacto de la pobreza en la enfermedad mental en el Biobanco del Reino Unido mediante aleatorización mendeliana”, realizado por Marco P. Boks y su equipo, se publicó en Nature Human Behaviour en 2024. La investigación utilizó datos del Biobanco del Reino Unido y del Consorcio Genómico Psiquiátrico, aplicando la técnica de aleatorización mendeliana (MR) para determinar los efectos causales de la pobreza en nueve trastornos mentales, incluyendo la esquizofrenia.

Los resultados del estudio revelaron 90 loci independientes asociados con un factor de pobreza latente. Entre los trastornos estudiados, la pobreza mostró efectos causales significativos en varios de ellos, siendo más notable en el TDAH (β = 0.330, IC 95%: 0.287, 0.373), el trastorno de ansiedad (β = 0.229, IC 95%: 0.101, 0.357), el trastorno depresivo mayor (β = 0.115, IC 95%: 0.074, 0.156), el trastorno por estrés postraumático (β = 0.140, IC 95%: 0.073, 0.207) y la esquizofrenia (β = 0.110, IC 95%: 0.074, 0.145). Además, el estudio encontró que la esquizofrenia también incrementa el riesgo de pobreza (β = 0.082, IC 95%: 0.061, 0.102), lo que sugiere una relación bidireccional entre pobreza y enfermedad mental.

Un artículo publicado por El País el 26 de octubre de 2024 destacó estos hallazgos, señalando que el diagnóstico de esquizofrenia es 12 veces más frecuente en personas con rentas bajas, según Belén González, comisionada de salud mental del Ministerio de Sanidad de España. González señaló que el uso de antidepresivos es aproximadamente cuatro veces mayor en las clases sociales bajas, subrayando que las medidas contra la pobreza pueden mejorar la salud mental en general. En su opinión, la receta de psicofármacos se usa con frecuencia ante la falta de soluciones sociales efectivas, pero sugiere que en algunos casos sería más beneficioso proporcionar apoyo legal y social, como la creación de grupos deportivos, asociaciones feministas o apoyo sindical en lugar de simplemente recetar medicación.

Esta perspectiva ha generado controversia en la comunidad médica. Celso Arango, director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, calificó de reduccionista la postura de González, señalando que los problemas de salud mental no deben simplificarse únicamente como consecuencias del sistema capitalista o de los problemas sociales. Además, mencionó que otros factores, como el uso de cannabis, también influyen en el desarrollo de trastornos mentales y que la exposición a factores de riesgo es una consecuencia indirecta de la pobreza, no la causa directa de enfermedades como la esquizofrenia.

Néstor Szerman, presidente de la Fundación Patología Dual, amplió el análisis indicando que el contexto socioeconómico adverso es especialmente perjudicial en personas con trastornos duales, es decir, quienes padecen tanto un trastorno mental como una adicción. Según Szerman, estas condiciones suelen agravar la marginación, la discriminación y el estigma, empeorando el estado mental de las personas afectadas. Xavier Miranda, coordinador del Grado de Trabajo Social de la Universitat de Lleida, afirmó que la acumulación de factores de riesgo, como la desocupación, la nutrición deficiente y el bajo nivel educativo, aumenta la vulnerabilidad a trastornos mentales en contextos de pobreza.

El informe también subrayó la alarmante situación laboral en España para las personas con trastornos mentales graves, como la esquizofrenia: solo el 18.9% de estas personas tiene empleo, y pierden en promedio 24 años de vida laboral. Esta situación, según Celso Arango, refleja las deficiencias en la integración laboral en comparación con otros países europeos. Arango y Miranda coinciden en la necesidad de reforzar los programas de reintegración laboral, mejorar las medidas de discriminación positiva y aumentar el apoyo comunitario para que las personas con trastornos mentales graves puedan alcanzar una vida satisfactoria.

El estudio titulado “Investigación del impacto de la pobreza en la enfermedad mental en el Biobanco del Reino Unido mediante aleatorización mendeliana”, realizado por Marco P. Boks y su equipo, se publicó en Nature Human Behaviour en 2024. La investigación utilizó datos del Biobanco del Reino Unido y del Consorcio Genómico Psiquiátrico, aplicando la técnica de aleatorización mendeliana (MR) para determinar los efectos causales de la pobreza en nueve trastornos mentales, incluyendo la esquizofrenia.

Los resultados del estudio revelaron 90 loci independientes asociados con un factor de pobreza latente. Entre los trastornos estudiados, la pobreza mostró efectos causales significativos en varios de ellos, siendo más notable en el TDAH (β = 0.330, IC 95%: 0.287, 0.373), el trastorno de ansiedad (β = 0.229, IC 95%: 0.101, 0.357), el trastorno depresivo mayor (β = 0.115, IC 95%: 0.074, 0.156), el trastorno por estrés postraumático (β = 0.140, IC 95%: 0.073, 0.207) y la esquizofrenia (β = 0.110, IC 95%: 0.074, 0.145). Además, el estudio encontró que la esquizofrenia también incrementa el riesgo de pobreza (β = 0.082, IC 95%: 0.061, 0.102), lo que sugiere una relación bidireccional entre pobreza y enfermedad mental.

Un artículo publicado por El País el 26 de octubre de 2024 destacó estos hallazgos, señalando que el diagnóstico de esquizofrenia es 12 veces más frecuente en personas con rentas bajas, según Belén González, comisionada de salud mental del Ministerio de Sanidad de España. González señaló que el uso de antidepresivos es aproximadamente cuatro veces mayor en las clases sociales bajas, subrayando que las medidas contra la pobreza pueden mejorar la salud mental en general. En su opinión, la receta de psicofármacos se usa con frecuencia ante la falta de soluciones sociales efectivas, pero sugiere que en algunos casos sería más beneficioso proporcionar apoyo legal y social, como la creación de grupos deportivos, asociaciones feministas o apoyo sindical en lugar de simplemente recetar medicación.

Esta perspectiva ha generado controversia en la comunidad médica. Celso Arango, director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, calificó de reduccionista la postura de González, señalando que los problemas de salud mental no deben simplificarse únicamente como consecuencias del sistema capitalista o de los problemas sociales. Además, mencionó que otros factores, como el uso de cannabis, también influyen en el desarrollo de trastornos mentales y que la exposición a factores de riesgo es una consecuencia indirecta de la pobreza, no la causa directa de enfermedades como la esquizofrenia.

Néstor Szerman, presidente de la Fundación Patología Dual, amplió el análisis indicando que el contexto socioeconómico adverso es especialmente perjudicial en personas con trastornos duales, es decir, quienes padecen tanto un trastorno mental como una adicción. Según Szerman, estas condiciones suelen agravar la marginación, la discriminación y el estigma, empeorando el estado mental de las personas afectadas. Xavier Miranda, coordinador del Grado de Trabajo Social de la Universitat de Lleida, afirmó que la acumulación de factores de riesgo, como la desocupación, la nutrición deficiente y el bajo nivel educativo, aumenta la vulnerabilidad a trastornos mentales en contextos de pobreza.

El informe también subrayó la alarmante situación laboral en España para las personas con trastornos mentales graves, como la esquizofrenia: solo el 18.9% de estas personas tiene empleo, y pierden en promedio 24 años de vida laboral. Esta situación, según Celso Arango, refleja las deficiencias en la integración laboral en comparación con otros países europeos. Arango y Miranda coinciden en la necesidad de reforzar los programas de reintegración laboral, mejorar las medidas de discriminación positiva y aumentar el apoyo comunitario para que las personas con trastornos mentales graves puedan alcanzar una vida satisfactoria.

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