La búsqueda de una cura para el VIH ha dado un giro significativo tras la publicación de una investigación del Instituto Peter Doherty de Infecciones e Inmunidad, en Melbourne, Australia, en la revista Nature Communications. El equipo, liderado por Paula M. Cevaal, Stanislav Kan, Bridget M. Fisher y Michael A. Moso, logró superar uno de los principales desafíos históricos en la lucha contra el virus: identificar y activar los reservorios latentes presentes en las células T CD4+, lo que podría allanar el camino hacia la eliminación completa del VIH del organismo.
El método presentado utiliza nanotecnología basada en ARNm, tecnología que ganó notoriedad global durante la pandemia de COVID-19 a través de las vacunas de Moderna y Pfizer/BioNTech. La clave de este avance reside en el desarrollo de un nuevo tipo de nanopartícula lipídica, denominada LNP X, diseñada específicamente para lograr la entrega eficiente de ARNm en las células T CD4+ en reposo, donde el VIH se esconde y permanece inaccesible tanto para el sistema inmunitario como para los tratamientos antirretrovirales convencionales.
Hasta este estudio, se consideraba técnicamente imposible transportar ARNm a este tipo de glóbulo blanco debido a su resistencia a absorber nanopartículas lipídicas convencionales. Sin embargo, LNP X consiguió una tasa de transfección superior al 75% en células T CD4+ en reposo, sin generar una toxicidad significativa. Una vez dentro, el ARNm forzó la transcripción viral al codificar la proteína Tat, activando secuencias genéticas virales claves como TAR, LongLTR, Pol, PolyA y Tat-Rev, lo que permitió visualizar el virus anteriormente oculto en muestras procedentes de pacientes con VIH.
El estudio se realizó íntegramente en laboratorio, utilizando células donadas por personas con VIH. Tras obtener resultados considerados “demasiado buenos para ser verdad”, el equipo replicó el experimento en numerosas ocasiones, confirmando la validez de su descubrimiento cada vez. Cevaal detalló que este hallazgo representa un cambio de paradigma, posibilitando que el virus, antes invisible, pueda ser ‘despertado’ y, potencialmente, erradicado con estrategias terapéuticas adicionales.
Según datos de ONUSIDA, en 2023 vivían 39,9 millones de personas con VIH en el mundo (rango estimado de 36,1 a 44,6 millones), y el virus sigue siendo letal, registrándose una muerte cada minuto ese mismo año. Pese al impacto de los tratamientos, la existencia de reservorios latentes obliga a los pacientes a mantener una terapia de por vida para suprimir el virus y evitar efectos adversos o transmisión.
Este avance ha suscitado interés y debate en la comunidad científica internacional. Michael Roche, coautor y profesor en la Universidad de Melbourne, subrayó que la tecnología LNP X podría tener aplicaciones más amplias en otras enfermedades donde intervienen los mismos glóbulos blancos, incluyendo ciertos cánceres. Asimismo, Jonathan Stoye, retrovirólogo del Instituto Francis Crick, calificó el logro como “un gran avance potencial”, si bien advirtió que persisten incógnitas críticas sobre la remoción total del reservorio viral y la necesidad de combinar el método con mecanismos letales adicionales para erradicar el virus completamente. Tomáš Hanke, del Instituto Jenner de la Universidad de Oxford, expresó reservas sobre la viabilidad de alcanzar todos los nichos celulares ocultos del virus en el cuerpo humano solo con esta técnica.
Los autores reconocieron que para trasladar la innovación al plano clínico será necesario un camino extenso de validación, comenzando con estudios en modelos animales y, posteriormente, ensayos de seguridad en humanos, previos a la fase de eficacia. Cevaal enfatizó que, aunque muchas líneas de investigación biomédica no alcanzan la práctica clínica, el nivel de eficacia observado hasta la fecha no tiene precedentes en el contexto de acceso y activación de reservorios de VIH latentes.
En conclusión, este avance experimental con la tecnología LNP X representa un hito en la estrategia contra el VIH, proponiendo un mecanismo eficaz para exponer reservorios virales ocultos, aunque queda pendiente demostrar que su activación permitirá su eliminación total y segura en seres humanos.