El 21 de mayo de 2025, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, confirmó que su administración permitió el ingreso de fondos transferidos por Qatar a Hamás desde el año 2018. De acuerdo con el jefe de Gobierno, la estrategia formaba parte de una política que buscaba generar divisiones entre la organización Hamás—considerada terrorista por Israel, Estados Unidos y otros países—y la Autoridad Palestina, encargada del gobierno en Cisjordania.
Netanyahu detalló que la política de facilitar estas transferencias contó con la aprobación unánime del gabinete de seguridad israelí. Según estimaciones de los servicios de inteligencia de Israel, Hamás recibió aproximadamente 30 millones de dólares mensuales procedentes de Qatar como resultado de esta decisión.
El primer ministro también señaló que, si bien se permitió el flujo de dinero qatarí hacia Hamás, la mayor parte del financiamiento del grupo proviene de otras fuentes, especialmente de Irán, además de organismos internacionales y la Unión Europea. Netanyahu defendió la estrategia adoptada, afirmando que su finalidad principal era debilitar a la Autoridad Palestina, considerada rival político de Hamás.
Respecto al ataque ocurrido el 7 de octubre de 2023, que representó un punto de inflexión en la escalada del conflicto con Hamás, Netanyahu negó que los fondos transferidos desde Qatar hayan sido utilizados para llevarlo a cabo.
La revelación sobre la autorización de estos envíos monetarios ha desencadenado un intenso debate político en el interior de Israel. Diversos sectores cuestionan la eficacia y las consecuencias de una política que permitió la llegada sostenida de recursos económicos a una organización beligerante, así como el impacto de esta decisión en la dinámica del conflicto israelí-palestino y en la seguridad nacional de Israel.