La NOAA comunicó que, a partir de 2025, ya no actualizará su base de datos de Desastres Meteorológicos y Climáticos de Mil Millones de Dólares, vigente desde 1980. Durante más de cuatro décadas, la base ha documentado 403 eventos climáticos y meteorológicos en Estados Unidos, cada uno con daños que superan los 1,000 millones de dólares. Entre los hechos registrados se encuentran huracanes, incendios forestales, inundaciones, olas de calor, tormentas destructivas y heladas, que han provocado pérdidas totales en el rango de billones de dólares.
Esta base de datos recopilaba información combinada de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), agencias estatales y compañías de seguros, permitiendo estimar con precisión los impactos económicos de eventos específicos. La decisión de cesar su actualización fue justificada por Kim Doster, directora de comunicaciones de NOAA, quien señaló que responde a cambios en las "prioridades en evolución, mandatos legales y cambios en el personal".
El anuncio forma parte de un contexto más amplio de restricciones a políticas y recursos federales relacionados con el cambio climático implementado por la administración del presidente Donald Trump. En este marco, el administrador interino de FEMA, Cameron Hamilton, fue destituido un día después de expresar ante el Congreso su desacuerdo con propuestas para desmantelar la agencia.
Expertos advierten que la frecuencia y severidad en aumento de los desastres climáticos extremos guarda relación con la crisis climática, y sostienen que dejar de reportar los costos dificultará evaluar el verdadero impacto económico de estos fenómenos. La industria aseguradora ha sido particularmente afectada, y los propietarios de viviendas en regiones vulnerables a tormentas, inundaciones e incendios enfrentan alzas crecientes en las primas.
Paralelamente, la administración Trump despidió en febrero a cientos de meteorólogos y empleados de NOAA, lo que, según sectores especializados, debilita servicios fundamentales como los lanzamientos de globos meteorológicos, con efectos adversos tanto para la seguridad pública como para la economía.
La decisión de NOAA de dejar de rastrear los costos de desastres climáticos añade un obstáculo significativo para medir con precisión las consecuencias económicas de la crisis climática, en un contexto de reducción de recursos y atención federal al tema.