Los bombardeos de Estados Unidos contra instalaciones nucleares iraníes, ocurridos el sábado por la noche, generaron una ola inmediata de respuestas de gobiernos de Medio Oriente, Asia, Europa, América Latina y Oceanía. Tanto la Unión Europea como la ONU exigieron el retorno urgente a la diplomacia, mientras el escenario internacional está marcado por crecientes inquietudes ante el posible desbordamiento del conflicto.
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Qatar, país que alberga la mayor base militar estadounidense en Medio Oriente, manifestó el domingo sus serias preocupaciones sobre las “consecuencias catastróficas” que la escalada podría generar tanto en la región como a nivel internacional. Su Ministerio de Asuntos Exteriores exhortó a la prudencia y moderación, instando a evitar un aumento de la tensión.
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El secretario general de la ONU, António Guterres, pidió frenar la espiral de caos, subrayando la amenaza directa que representa el conflicto para la paz y la seguridad internacionales, y alertando sobre los riesgos crecientes para la población civil y la estabilidad global.
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Arabia Saudita, por su parte, expresó que debe hacerse todo lo posible para reducir la tensión y evitar una escalada, solicitando a la comunidad internacional reforzar los esfuerzos en busca de una resolución política. Desde Irak, el portavoz del gobierno, Basim Alawadi, calificó la escalada militar como una seria amenaza a la paz en el Medio Oriente.
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Pakistán, único país musulmán con armas nucleares y antiguo aliado de Washington, afirmó que los ataques de Estados Unidos “violan todas las normas del derecho internacional” y defendió el derecho de Irán a responder, según la Carta de Naciones Unidas.
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El primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, expresó la urgente necesidad de una desescalada y reiteró la preocupación de su gobierno sobre la evolución del conflicto. Desde la Unión Europea, la jefa de Política Exterior, Kaja Kallas, pidió evitar que Irán adquiera armamento nuclear, y convocó a las partes a regresar a las negociaciones. Los ministros de exteriores de la UE tratarán la situación el lunes.
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El ministro de Asuntos Exteriores de Italia, Antonio Tajani, señaló que tras el ataque, el daño causado a la producción de armamento nuclear representa una amenaza regional significativa, y planteó que debe abrirse un proceso de desescalada que lleve a negociaciones. El canciller alemán, Friedrich Merz, instó al inicio inmediato de conversaciones entre Irán, Estados Unidos e Israel para alcanzar una solución diplomática. Por su parte, Keir Starmer advirtió que el programa nuclear iraní amenaza la seguridad internacional y reclamó la reanudación de negociaciones diplomáticas.
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Nueva Zelanda, a través de su ministro de Asuntos Exteriores Winston Peters, consideró fundamentales los esfuerzos diplomáticos y llamó a evitar cualquier agravamiento de las hostilidades. El gobierno australiano reiteró la preocupación respecto al programa nuclear y de misiles balísticos iraní, y respaldó el reciente llamado del presidente estadounidense a optar por la paz.
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Latinoamérica también reaccionó con firmeza: Venezuela, a través del canciller Yván Gil, condenó la operación militar estadounidense y pidió el cese inmediato de los ataques. El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, denunció la acción como una grave violación a la Carta de la ONU y al derecho internacional, señalando que se trata de una crisis que puede acarrear consecuencias irreversibles. La Secretaría de Relaciones Exteriores de México hizo un llamado urgente al diálogo diplomático por la paz en Medio Oriente.
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El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, felicitó públicamente al presidente estadounidense Donald Trump por lo que calificó como una “decisión audaz” que impediría a Irán obtener armamento nuclear, afirmando que la acción cambiará la historia.
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En este contexto, diversos líderes reiteraron que una solución militar agravaría el conflicto y que la única vía aceptable para abordar la crisis sigue siendo el diálogo y la diplomacia. Hasta el momento, no se han publicado balances oficiales sobre bajas ni detalles precisos respecto a la magnitud de los daños ocasionados en las instalaciones nucleares iraníes. La atención internacional permanece centrada en la evolución de la situación y en los llamados a un freno inmediato de las hostilidades a través de la vía diplomática.