El proyecto Brainoware, liderado por Feng Guo y su equipo de la Universidad de Indiana Bloomington, ha marcado un hito en el campo de la biocomputación. Utilizando organoides cerebrales, estructuras tridimensionales que imitan el tejido cerebral humano, los investigadores han creado un sistema híbrido que combina estas células con circuitos electrónicos. Este avance no solo representa un paso significativo en la inteligencia artificial, sino que también ofrece una nueva perspectiva para estudiar el cerebro humano.
Los organoides cerebrales, desarrollados a partir de células madre pluripotentes, se diferencian en neuronas y otras células cerebrales, formando estructuras complejas similares a las del cerebro humano. Estos organoides se colocan sobre una placa con miles de electrodos, permitiendo la interacción entre el tejido biológico y los circuitos electrónicos. La información se introduce en el sistema en forma de pulsos eléctricos, que son procesados por el tejido cerebral y luego interpretados por algoritmos de aprendizaje automático.
Para demostrar la capacidad de Brainoware, el equipo llevó a cabo experimentos de reconocimiento de voz. Entrenaron el sistema con grabaciones de voz de varias personas, logrando que el organoide generara patrones de actividad neural distintos para cada voz. El sistema fue capaz de identificar a los hablantes con una precisión del 78%, un resultado prometedor que confirma la viabilidad de la biocomputación.
Sin embargo, el desarrollo de Brainoware no está exento de desafíos. Uno de los principales problemas es mantener vivos y saludables a los organoides cerebrales, especialmente a medida que aumenta su tamaño para realizar tareas más complejas. Además, la integración de estos tejidos con los microchips de silicio utilizados en la computación actual requiere de más investigación y desarrollo para garantizar su estabilidad y fiabilidad.