Las marchas del 1 de mayo, tradicionalmente una fecha para la reivindicación de los derechos laborales, este año se convirtieron en una plataforma de apoyo a las controvertidas reformas del gobierno de Gustavo Petro. Convocadas tanto por los principales sindicatos del país como por el propio ejecutivo, estas manifestaciones buscan presionar al Congreso para la aprobación de las reformas laborales y pensionales que, según el gobierno, son cruciales para mejorar las condiciones laborales y de jubilación en Colombia. En Bogotá, Medellín, Cali y otras ciudades, miles de personas se congregaron desde temprano, evidenciando un fuerte apoyo popular a las políticas del presidente.

El presidente Petro aprovechó la ocasión para reafirmar su compromiso con las reformas que defiende, en un ambiente que mezclaba la festividad con la protesta política. Durante su intervención en la Plaza de Bolívar, Petro criticó las políticas laborales de anteriores gobiernos y destacó la importancia de dignificar el trabajo en Colombia. Además, las marchas sirvieron como respuesta a las manifestaciones organizadas por la oposición, las cuales habían atraído a un número significativo de participantes semanas atrás. Según el mandatario, la asistencia masiva refleja el respaldo a su gestión y a las reformas propuestas, a pesar de la polarización evidente en el panorama político colombiano.