Masoud Pezeshkian, el candidato reformista, ha ganado la elección presidencial en Irán al obtener 16,384,403 votos, una cifra notablemente superior a los 13,538,179 votos de su contrincante ultra-conservador, Saeed Jalili. La participación en esta segunda vuelta alcanzó el 49.8%, un aumento significativo respecto al 39% registrado en la primera vuelta.
La plataforma de Pezeshkian se centró en la defensa de los derechos de las mujeres, incluyendo la libertad de decidir si portar o no el hijab, y en la eliminación de restricciones en el acceso a internet. Su victoria representa un cambio significativo en la política iraní, sugiriendo un acercamiento potencial con las naciones occidentales.
El triunfo de Pezeshkian llega en un contexto de retos complejos. Debe enfrentar problemas económicos apremiantes y gestionar las relaciones internacionales de Irán. Sus seguidores han celebrado el resultado, viendo en él una esperanza de renovación para el gobierno iraní.
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Con la toma de posesión de Pezeshkian, la comunidad internacional seguirá de cerca las decisiones de Irán, especialmente en lo relacionado con su programa nuclear y sus actividades en la región. Las reformas domésticas y las políticas exteriores que implemente definirán la posición de Irán en el ámbito global.
La victoria de Pezeshkian marca un momento crucial en la política iraní, reflejando el deseo del electorado por un cambio bajo su liderazgo. El nuevo presidente enfrenta un camino difícil, pero ha prometido unidad y progreso para liderar a Irán hacia un futuro más prometedor.
La elección de Pezeshkian subraya los cambios en el escenario político de Irán y da pie a posibles modificaciones en las políticas tanto internas como internacionales durante su mandato. La participación en esta elección final fue un 10.8% mayor que en la primera ronda, donde se registró una participación históricamente baja del 39%.