Tres días después de que el gobierno de Israel prometiera un alivio al bloqueo impuesto sobre Gaza, la situación de los habitantes palestinos no ha presentado mejoras significativas en términos de llegada de ayuda humanitaria esencial. Según el propio estado israelí, decenas de camiones con suministros han cruzado el paso fronterizo de Kerem Shalom —controlado por Israel—, pero Naciones Unidas confirma que hasta el momento no ha logrado trasladar ninguno de estos camiones desde el cruce hacia los almacenes dentro del enclave.
Funcionarios de la ONU, que solicitaron el anonimato, aseguraron que los equipos humanitarios han esperado horas el permiso israelí para trasladarse al cruce de Kerem Shalom, sin éxito hasta la mañana del miércoles. Stéphane Dujarric, portavoz oficial de la ONU, indicó que pese a los anuncios, la distribución real de ayuda se mantiene bloqueada y la llegada de suministros vitales aún no se ha producido.
La situación en Gaza es crítica. Las familias palestinas, enfrentadas a una escasez prolongada de alimentos, combustible y medicamentos provocada por dos meses de restricción, han reducido su ingesta a una sola comida básica al día, según relatan habitantes como Riyadh al-Housari, de 25 años. La dieta diaria se limita a lentejas o pasta, mientras que los precios de productos frescos alcanzan cifras exorbitantes: una sola cebolla puede costar 8,50 dólares en mercados callejeros, de acuerdo con testimonios de residentes como Sabah Abu al-Roos, de 63 años.
Organizaciones humanitarias suspendieron la mayoría de sus operaciones tras agotar las reservas y ante el incremento brusco de precios tras la intensificación del bloqueo en marzo, cuando Israel reanudó su ofensiva militar tras poner fin a una tregua de dos meses con Hamás. La escasez generalizada se mantiene desde entonces, a pesar de reportes oficiales israelíes que aseguran que Gaza conserva suficientes reservas de alimentos. Estadísticas de organismos de la ONU advierten de un riesgo crítico de hambruna: decenas de miles de niños podrían enfrentar desnutrición aguda si continúan las restricciones.
Esta crisis ha generado un creciente rechazo internacional, incluso entre aliados históricos de Israel que originalmente respaldaron su respuesta militar al ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023. Esta semana, gobiernos de Reino Unido, Francia y Canadá calificaron de “desproporcionadas” y “atroces” tanto la ofensiva terrestre planeada por Israel como su bloqueo humanitario. En protesta, el gobierno británico suspendió la ampliación del acuerdo de libre comercio bilateral.
La prohibición total a la ayuda humanitaria se implementó al concluir la primera fase de la tregua en marzo. Fuentes israelíes argumentaron que las restricciones pretendían presionar a Hamás para negociar una extensión del cese al fuego. Sin embargo, la presión internacional creció después de que el propio presidente Donald Trump reconoció “mucha gente se muere de hambre” en Gaza y afirmó que Estados Unidos hace gestiones para aliviar la situación.
Aunque Israel anunció el domingo que comenzaría a autorizar cantidades limitadas de alimentos, hasta el miércoles no se había recibido una nueva ola de ayuda humanitaria regular. Naciones Unidas mandó mensajes a panaderos en Gaza, como Abdelhalim Awad, sobre la posible llegada de harina, aunque advirtieron que los volúmenes serían insuficientes para cubrir las necesidades básicas de la población.
La prolongada carencia ya ha obligado a miles a depender de comedores populares de organizaciones benéficas, según relatan habitantes como Iman Jundiyeh, madre de cuatro hijos. Conviviendo en campamentos improvisados y sin acceso regular a productos básicos, la vida cotidiana en Gaza ha quedado reducida a la supervivencia.
De acuerdo con análisis de oficiales militares israelíes citados por fuentes diplomáticas, existe el riesgo de que muertes por inanición ocurran en las próximas semanas si no se produce un cambio efectivo en el suministro de suministros básicos. Hasta el momento, la ayuda sigue sin llegar a quienes la necesitan.