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Isla Santa Helena: Presión para Devolver Restos de Esclavos a África

El territorio británico de ultramar, St Helena, enfrenta llamados para devolver los restos de 325 personas anteriormente esclavizadas a sus reinos ancestrales en África, marcando un acto significativo de justicia histórica y reparación.

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Isla Santa Helena: Presión para Devolver Restos de Esclavos a África

El territorio británico de ultramar, St Helena, enfrenta llamados para devolver los restos de 325 personas anteriormente esclavizadas a sus reinos ancestrales en África, marcando un acto significativo de justicia histórica y reparación.

“Es imprescindible que devolvamos a estos individuos a su tierra ancestral, reconociendo así su verdadera historia y dignidad”

- Annina van Neel, activista por la repatriación de los restos en St Helena.

27/3/2024

En 2008, durante la construcción de un acceso vial para un nuevo aeropuerto en la isla remota de St Helena, en el océano Atlántico Sur, se exhumaron los restos de 325 personas que habían sido esclavizadas. Estos restos, que estaban almacenados durante 14 años, han suscitado un intenso debate sobre la responsabilidad y el respeto hacia la memoria histórica de las víctimas de la trata transatlántica de esclavos. A pesar de un plan maestro desarrollado para un “reentierro digno” y la memorialización, junto con la protección de hasta 10,000 otros restos en el terreno funerario africano de Rupert’s Valley, el gobierno de St Helena no ha cumplido con estas promesas.

Annina van Neel y Peggy King Jorde, coautoras del plan, critican la falta de acción, especialmente la ausencia de un memorial en el sitio donde fueron reenterrados los 325 y la falta de creación de un área de conservación nacional para proteger el cementerio original. Este lugar ha sido descrito como “la huella física más significativa que queda de la trata transatlántica de esclavos en la Tierra”, resaltando su importancia histórica y cultural.

Más de 25,000 africanos, incluidos 3,000 niños, fueron sacados de buques esclavistas portugueses ilegales y puestos en cuarentena en St Helena por los esfuerzos británicos para abolir la esclavitud a mediados del siglo XIX. Aunque estos individuos fueron etiquetados como “africanos liberados”, muchos fueron enviados posteriormente a las Indias Occidentales Británicas para continuar trabajando como mano de obra contratada para la corona. Aquellos que permanecieron y fallecieron en St Helena estaban confinados en condiciones de hacinamiento e insalubres, empleados en los trabajos económicos más bajos y carecían de alimentos suficientes.

Algo Curioso
El término “liberados africanos” utilizado para describir a los individuos sacados de barcos esclavistas en St Helena, enmascara la realidad de sus experiencias, ya que muchos de ellos continuaron enfrentando condiciones de vida severas y explotación en la isla o en otros lugares a los que fueron enviados posteriormente.

Deuda Histórica: El Desafío de Honrar el Pasado de St Helena

La implicación legal y el llamado a la acción de organizaciones como la State of the African Diaspora (Soad) y la Comisión Internacional de Patrimonio y Cultura (ICHC) resaltan la urgencia de este asunto. Estas entidades, apoyadas por la Unión Africana, han emitido reclamos a diversos países, incluido el Reino Unido, instituciones e individuos, exigiendo la restitución de bienes culturales saqueados y la repatriación de restos humanos. El caso de St Helena se destaca en este contexto global como un ejemplo emblemático de la lucha por recuperar la dignidad y la identidad de las comunidades afectadas por el colonialismo y la esclavitud.

La controversia no solo radica en el acto del reentierro, sino también en la narrativa histórica que se perpetúa. La crítica apunta hacia la representación de estos individuos como "africanos liberados" por parte del Reino Unido, cuestionando la autenticidad de su liberación y el relato histórico oficial. El proceso de repatriación va más allá de la devolución física de los restos; implica un reconocimiento de las injusticias pasadas y un esfuerzo por rectificar las narrativas históricas.

Soad y la ICHC, en su esfuerzo por preservar la integridad cultural y patrimonial, han recurrido a diversos códigos y convenciones internacionales, como la convención de Unesco sobre la prohibición y prevención del tráfico ilícito de bienes culturales, y la resolución del parlamento europeo de 2019 para identificar y recuperar arte saqueado. Estos marcos legales y éticos subrayan la importancia de devolver los objetos culturales y los restos humanos a sus legítimos propietarios y lugares de origen.

En el caso específico de St Helena, el gobierno local, aunque afirmó estar haciendo progresos significativos hacia la implementación del plan maestro, enfrenta críticas por la lentitud y la falta de cumplimiento efectivo de las promesas hechas. Las acciones y decisiones tomadas hasta ahora han generado un debate sobre la responsabilidad, la memoria histórica y el respeto a la dignidad humana, poniendo en tela de juicio la voluntad política y la prioridad dada a la conservación de la herencia cultural frente a otros intereses.

Repatriación y Restitución: La Lucha por la Justicia Histórica en St Helena

El aeropuerto de St Helena, cuyo costo ascendió a £285 millones, se construyó con la intención de conectar una de las islas habitadas más aisladas del mundo con el resto del globo. Sin embargo, se ha enfrentado a críticas y controversias, incluyendo ser etiquetado como el “aeropuerto más inútil del mundo” debido a las complicadas condiciones de aterrizaje provocadas por fuertes vientos. Esta infraestructura moderna, paradójicamente, sacó a la luz un pasado oscuro que data de la era de la trata transatlántica de esclavos, poniendo en relieve la compleja intersección entre desarrollo, historia y memoria.

La excavación y posterior reentierro de los restos en St Helena ha suscitado un diálogo sobre la importancia de preservar los sitios de entierro africanos y el respeto a las víctimas de la esclavitud. Mientras en la isla se han tomado medidas para reconocer formalmente estos sitios, asignándoles números de parcela en el Registro de la Tierra y declarando que no se permitirá el desarrollo en estos lugares para evitar disturbios adicionales, estos esfuerzos se ven insuficientes en el contexto de la demanda de una reparación completa y digna.

El contraste en el tratamiento de los sitios históricos en St Helena, como la cuidadosa preservación del túmulo vacío de Napoleón frente a la gestión del cementerio africano, resalta disparidades en la valoración del patrimonio cultural y la memoria histórica. Esta diferencia de trato evidencia la necesidad de una revisión en la percepción y el manejo de los legados históricos, especialmente aquellos asociados con períodos dolorosos como la esclavitud.

El debate sobre St Helena encapsula una conversación más amplia sobre cómo las naciones y comunidades enfrentan y rectifican las injusticias históricas. La lucha por la justicia histórica en la isla no solo se trata de los restos humanos y su repatriación, sino también de la reconstrucción de la narrativa histórica y el reconocimiento de las verdades incómodas, asegurando que las voces y experiencias de aquellos que fueron marginados y explotados sean finalmente escuchadas y respetadas.

“Es imprescindible que devolvamos a estos individuos a su tierra ancestral, reconociendo así su verdadera historia y dignidad”

- Annina van Neel, activista por la repatriación de los restos en St Helena.

Mar 27, 2024
Colglobal News

En 2008, durante la construcción de un acceso vial para un nuevo aeropuerto en la isla remota de St Helena, en el océano Atlántico Sur, se exhumaron los restos de 325 personas que habían sido esclavizadas. Estos restos, que estaban almacenados durante 14 años, han suscitado un intenso debate sobre la responsabilidad y el respeto hacia la memoria histórica de las víctimas de la trata transatlántica de esclavos. A pesar de un plan maestro desarrollado para un “reentierro digno” y la memorialización, junto con la protección de hasta 10,000 otros restos en el terreno funerario africano de Rupert’s Valley, el gobierno de St Helena no ha cumplido con estas promesas.

Annina van Neel y Peggy King Jorde, coautoras del plan, critican la falta de acción, especialmente la ausencia de un memorial en el sitio donde fueron reenterrados los 325 y la falta de creación de un área de conservación nacional para proteger el cementerio original. Este lugar ha sido descrito como “la huella física más significativa que queda de la trata transatlántica de esclavos en la Tierra”, resaltando su importancia histórica y cultural.

Más de 25,000 africanos, incluidos 3,000 niños, fueron sacados de buques esclavistas portugueses ilegales y puestos en cuarentena en St Helena por los esfuerzos británicos para abolir la esclavitud a mediados del siglo XIX. Aunque estos individuos fueron etiquetados como “africanos liberados”, muchos fueron enviados posteriormente a las Indias Occidentales Británicas para continuar trabajando como mano de obra contratada para la corona. Aquellos que permanecieron y fallecieron en St Helena estaban confinados en condiciones de hacinamiento e insalubres, empleados en los trabajos económicos más bajos y carecían de alimentos suficientes.

En 2008, durante la construcción de un acceso vial para un nuevo aeropuerto en la isla remota de St Helena, en el océano Atlántico Sur, se exhumaron los restos de 325 personas que habían sido esclavizadas. Estos restos, que estaban almacenados durante 14 años, han suscitado un intenso debate sobre la responsabilidad y el respeto hacia la memoria histórica de las víctimas de la trata transatlántica de esclavos. A pesar de un plan maestro desarrollado para un “reentierro digno” y la memorialización, junto con la protección de hasta 10,000 otros restos en el terreno funerario africano de Rupert’s Valley, el gobierno de St Helena no ha cumplido con estas promesas.

Annina van Neel y Peggy King Jorde, coautoras del plan, critican la falta de acción, especialmente la ausencia de un memorial en el sitio donde fueron reenterrados los 325 y la falta de creación de un área de conservación nacional para proteger el cementerio original. Este lugar ha sido descrito como “la huella física más significativa que queda de la trata transatlántica de esclavos en la Tierra”, resaltando su importancia histórica y cultural.

Más de 25,000 africanos, incluidos 3,000 niños, fueron sacados de buques esclavistas portugueses ilegales y puestos en cuarentena en St Helena por los esfuerzos británicos para abolir la esclavitud a mediados del siglo XIX. Aunque estos individuos fueron etiquetados como “africanos liberados”, muchos fueron enviados posteriormente a las Indias Occidentales Británicas para continuar trabajando como mano de obra contratada para la corona. Aquellos que permanecieron y fallecieron en St Helena estaban confinados en condiciones de hacinamiento e insalubres, empleados en los trabajos económicos más bajos y carecían de alimentos suficientes.

Algo Curioso
El término “liberados africanos” utilizado para describir a los individuos sacados de barcos esclavistas en St Helena, enmascara la realidad de sus experiencias, ya que muchos de ellos continuaron enfrentando condiciones de vida severas y explotación en la isla o en otros lugares a los que fueron enviados posteriormente.

Deuda Histórica: El Desafío de Honrar el Pasado de St Helena

La implicación legal y el llamado a la acción de organizaciones como la State of the African Diaspora (Soad) y la Comisión Internacional de Patrimonio y Cultura (ICHC) resaltan la urgencia de este asunto. Estas entidades, apoyadas por la Unión Africana, han emitido reclamos a diversos países, incluido el Reino Unido, instituciones e individuos, exigiendo la restitución de bienes culturales saqueados y la repatriación de restos humanos. El caso de St Helena se destaca en este contexto global como un ejemplo emblemático de la lucha por recuperar la dignidad y la identidad de las comunidades afectadas por el colonialismo y la esclavitud.

La controversia no solo radica en el acto del reentierro, sino también en la narrativa histórica que se perpetúa. La crítica apunta hacia la representación de estos individuos como "africanos liberados" por parte del Reino Unido, cuestionando la autenticidad de su liberación y el relato histórico oficial. El proceso de repatriación va más allá de la devolución física de los restos; implica un reconocimiento de las injusticias pasadas y un esfuerzo por rectificar las narrativas históricas.

Soad y la ICHC, en su esfuerzo por preservar la integridad cultural y patrimonial, han recurrido a diversos códigos y convenciones internacionales, como la convención de Unesco sobre la prohibición y prevención del tráfico ilícito de bienes culturales, y la resolución del parlamento europeo de 2019 para identificar y recuperar arte saqueado. Estos marcos legales y éticos subrayan la importancia de devolver los objetos culturales y los restos humanos a sus legítimos propietarios y lugares de origen.

En el caso específico de St Helena, el gobierno local, aunque afirmó estar haciendo progresos significativos hacia la implementación del plan maestro, enfrenta críticas por la lentitud y la falta de cumplimiento efectivo de las promesas hechas. Las acciones y decisiones tomadas hasta ahora han generado un debate sobre la responsabilidad, la memoria histórica y el respeto a la dignidad humana, poniendo en tela de juicio la voluntad política y la prioridad dada a la conservación de la herencia cultural frente a otros intereses.

Repatriación y Restitución: La Lucha por la Justicia Histórica en St Helena

El aeropuerto de St Helena, cuyo costo ascendió a £285 millones, se construyó con la intención de conectar una de las islas habitadas más aisladas del mundo con el resto del globo. Sin embargo, se ha enfrentado a críticas y controversias, incluyendo ser etiquetado como el “aeropuerto más inútil del mundo” debido a las complicadas condiciones de aterrizaje provocadas por fuertes vientos. Esta infraestructura moderna, paradójicamente, sacó a la luz un pasado oscuro que data de la era de la trata transatlántica de esclavos, poniendo en relieve la compleja intersección entre desarrollo, historia y memoria.

La excavación y posterior reentierro de los restos en St Helena ha suscitado un diálogo sobre la importancia de preservar los sitios de entierro africanos y el respeto a las víctimas de la esclavitud. Mientras en la isla se han tomado medidas para reconocer formalmente estos sitios, asignándoles números de parcela en el Registro de la Tierra y declarando que no se permitirá el desarrollo en estos lugares para evitar disturbios adicionales, estos esfuerzos se ven insuficientes en el contexto de la demanda de una reparación completa y digna.

El contraste en el tratamiento de los sitios históricos en St Helena, como la cuidadosa preservación del túmulo vacío de Napoleón frente a la gestión del cementerio africano, resalta disparidades en la valoración del patrimonio cultural y la memoria histórica. Esta diferencia de trato evidencia la necesidad de una revisión en la percepción y el manejo de los legados históricos, especialmente aquellos asociados con períodos dolorosos como la esclavitud.

El debate sobre St Helena encapsula una conversación más amplia sobre cómo las naciones y comunidades enfrentan y rectifican las injusticias históricas. La lucha por la justicia histórica en la isla no solo se trata de los restos humanos y su repatriación, sino también de la reconstrucción de la narrativa histórica y el reconocimiento de las verdades incómodas, asegurando que las voces y experiencias de aquellos que fueron marginados y explotados sean finalmente escuchadas y respetadas.

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