Israel ha confirmado el comienzo de la operación terrestre denominada "Carros de Gedeón" en Gaza, con el objetivo declarado de ocupar de forma permanente zonas adicionales del territorio palestino. De acuerdo con el ejército israelí, entre los motivos de la ofensiva figuran la liberación de rehenes y el desmantelamiento de la organización Hamás.
El saldo mortal de la operación en los últimos tres días asciende a más de 400 palestinos, según autoridades de la región, cifra que incluye 200 muertos informados por el Gobierno de Hamás en las últimas 24 horas y 146 víctimas reportadas por fuentes de salud palestinas en el mismo lapso. Desde el inicio de la ofensiva israelí en octubre de 2023, el número de muertos palestinos ha superado los 53,000, de acuerdo con fuentes sanitarias del territorio.
El bloque total a la entrada de ayuda humanitaria ha intensificado la crisis, que afecta gravemente al sistema de salud local y ha exacerbado la desnutrición. Más de 300,000 personas han sido forzadas a desplazarse hacia el sur de Gaza en los últimos días, huyendo del avance de tanques y efectivos israelíes en varias zonas del norte.
Numerosas infraestructuras civiles han sido impactadas por bombardeos, incluyendo edificios residenciales, escuelas, hospitales y zonas de refugio. Entre los lugares atacados figuran el campo de refugiados de Yabalia y hospitales como el Awda y el Hospital Indonesio en Beit Lahia. Las autoridades locales han señalado que la mayoría de las víctimas mortales corresponden a mujeres y niños.
La comunidad internacional ha respondido con fuertes críticas. El Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, Volker Türk, calificó la campaña militar como un acto equiparable a la limpieza étnica, en alusión a los desplazamientos forzados y a la elevada cifra de muertos y heridos. Diversos organismos humanitarios han advertido sobre el riesgo de hambruna y la imposibilidad de atender a la población civil por el bloqueo de suministros médicos y alimentos.
Las autoridades israelíes sostienen que la campaña se inscribe en una estrategia más amplia de control territorial para prevenir ataques de Hamás. Además del elevado número de civiles fallecidos y heridos, la operación ha generado un éxodo de cientos de miles de personas, intensificando el deterioro de la situación humanitaria en la Franja de Gaza.