EconomÍa

Nestlé Rechaza Cambios para Reducir el Consumo de Sus Productos Nocivos para la Salud

En la reciente asamblea anual, los accionistas de Nestlé rechazaron una propuesta para reducir la dependencia de la compañía en productos poco saludables, a pesar de las preocupaciones sobre los riesgos para la salud pública y la reputación de la empresa.

EconomÍa

Nestlé Rechaza Cambios para Reducir el Consumo de Sus Productos Nocivos para la Salud

En la reciente asamblea anual, los accionistas de Nestlé rechazaron una propuesta para reducir la dependencia de la compañía en productos poco saludables, a pesar de las preocupaciones sobre los riesgos para la salud pública y la reputación de la empresa.

"Si bien el voto que logramos hoy es menor al que queríamos, la dirección es clara. Los inversores y consumidores están reconociendo la importancia de abordar los riesgos comerciales y los impactos en la salud pública de una industria que depende en gran medida de la venta de alimentos no saludables"

- Simon Rawson, vicepresidente ejecutivo de ShareAction.

18/4/2024

Durante la reciente asamblea general anual de Nestlé, una propuesta que buscaba comprometer a la empresa a reducir su dependencia de productos altos en grasas, azúcares y sales fue notablemente rechazada. A pesar de que el 11% de los accionistas apoyaron la medida, un abrumador 88% votó en contra, reflejando una resistencia significativa a cambiar las estrategias de productos indulgentes de la compañía. Esta decisión se produce en un momento en que la preocupación por las dietas saludables está en aumento y la presión sobre las empresas de alimentos para que fomenten mejores hábitos alimenticios se intensifica.

Nestlé, que es el mayor conglomerado de bienes de consumo del mundo y propietario de marcas como KitKat y Nescafé, ha defendido su enfoque, argumentando que sus productos indulgentes pueden ser disfrutados de manera responsable y moderada. La empresa sostiene que una prohibición o reducción significativa en estos productos podría limitar su libertad estratégica y la capacidad de tomar decisiones gerenciales responsables, lo cual, según ellos, no sería beneficioso ni para los consumidores ni para los accionistas.

Simon Rawson de ShareAction, una ONG que lideró la campaña por la propuesta, destacó que aunque no se logró el apoyo necesario, es imperativo que los accionistas consideren los impactos en la salud pública de sus inversiones. ShareAction y otros grupos de activistas han señalado que aproximadamente el 70% de las ventas de Nestlé en el Reino Unido provienen de alimentos considerados poco saludables, basándose en investigaciones de la Universidad de Oxford y la organización juvenil BiteBack.

La compañía ha intentado abordar estas preocupaciones mediante el establecimiento de objetivos nutricionales para 2030, que incluyen aumentar la venta de productos más nutritivos. Sin embargo, críticos argumentan que estos objetivos son insuficientes y no abordan el problema central de la dependencia de productos no saludables que siguen siendo una gran parte de su cartera y ventas globales.

Algo Curioso
Mientras que algunos productos de Nestlé para bebés en mercados desarrollados cumplen con altos estándares de salud, en mercados en desarrollo, los mismos productos pueden contener cantidades de azúcar que exceden las recomendaciones de la OMS

Desafío al Modelo de Negocio: Entre la Salud Pública y la Libertad Estratégica

La propuesta en cuestión, presentada por la ONG ShareAction, sugirió que Nestlé debería comprometerse a reportar las cifras de ventas de sus alimentos y bebidas en términos de su valor nutricional, clasificándolos según estándares internacionales aceptados. Además, la propuesta pedía establecer metas claras para aumentar la proporción de ventas provenientes de productos más saludables, un paso que, según los activistas, podría fomentar una alimentación más sana entre los consumidores.

El rechazo de esta iniciativa ha suscitado críticas hacia la compañía por parte de activistas y ciertos sectores del mercado financiero, quienes argumentan que Nestlé podría hacer más para alinear sus prácticas comerciales con las expectativas crecientes de los consumidores y los inversores en torno a la salud y la sostenibilidad. Los críticos señalan que, aunque Nestlé ha hecho progresos en algunos aspectos de su estrategia de salud, estos esfuerzos parecen ser insuficientes frente al volumen de productos poco saludables que continúan dominando su cartera de ventas.

En contraste, Nestlé ha defendido su estrategia al afirmar que la propuesta de ShareAction estaba dirigida a la compañía equivocada, ya que, según ellos, están avanzando hacia sus metas de salud a un ritmo que otros fabricantes de alimentos no han logrado. Sin embargo, este argumento no ha mitigado las preocupaciones sobre la prevalencia de productos no saludables que siguen siendo una parte significativa de las ofertas de la compañía, especialmente en mercados de ingresos bajos y medios donde los problemas de salud pública relacionados con la nutrición son más agudos.

Esta situación ha destacado no solo las tensiones entre los objetivos comerciales a corto plazo y las responsabilidades éticas a largo plazo, sino también las dificultades que enfrentan las grandes corporaciones para equilibrar las expectativas de sus accionistas con las demandas crecientes de un mercado más consciente de la salud.

Repercusiones y Reacciones: La Comunidad Inversora y el Consumidor al Frente

En 2022, las marcas de alimentos para bebés de Nestlé generaron más de 2.5 mil millones de dólares en ventas en países de ingresos bajos y medios, según datos de Euromonitor. Este segmento representa una porción sustancial del mercado global de alimentos para bebés, que se estima en casi 70 mil millones de dólares. La investigación adicional mostró que de 115 productos analizados de Nestlé en sus principales mercados en África, Asia y América Latina, el 94% contenía azúcar añadido, con cantidades que promedian casi 4 gramos por porción, y en algunos casos, hasta 7.3 gramos por porción en productos destinados a bebés de seis meses.

Estos hallazgos han provocado un llamado urgente a revisar y reformar las políticas de producto de Nestlé, especialmente dado que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda evitar el consumo de alimentos y bebidas con azúcar añadido durante el primer año de vida. La OMS también aconseja que el azúcar añadido debería estar prohibido en todos los alimentos para bebés y que el contenido total de azúcares no debe superar el 15% del aporte energético total.

Este escándalo ha resonado no solo entre consumidores y activistas, sino también entre inversores, intensificando las presiones sobre Nestlé para que realice cambios significativos en su modelo de negocio. La incapacidad de adaptar dicho modelo, según advierte ShareAction, podría tener un costo humano considerable, afectando la salud de las poblaciones más vulnerables mientras se pone en duda la integridad de las prácticas corporativas de Nestlé.

"Si bien el voto que logramos hoy es menor al que queríamos, la dirección es clara. Los inversores y consumidores están reconociendo la importancia de abordar los riesgos comerciales y los impactos en la salud pública de una industria que depende en gran medida de la venta de alimentos no saludables"

- Simon Rawson, vicepresidente ejecutivo de ShareAction.

Apr 18, 2024
Colglobal News

Durante la reciente asamblea general anual de Nestlé, una propuesta que buscaba comprometer a la empresa a reducir su dependencia de productos altos en grasas, azúcares y sales fue notablemente rechazada. A pesar de que el 11% de los accionistas apoyaron la medida, un abrumador 88% votó en contra, reflejando una resistencia significativa a cambiar las estrategias de productos indulgentes de la compañía. Esta decisión se produce en un momento en que la preocupación por las dietas saludables está en aumento y la presión sobre las empresas de alimentos para que fomenten mejores hábitos alimenticios se intensifica.

Nestlé, que es el mayor conglomerado de bienes de consumo del mundo y propietario de marcas como KitKat y Nescafé, ha defendido su enfoque, argumentando que sus productos indulgentes pueden ser disfrutados de manera responsable y moderada. La empresa sostiene que una prohibición o reducción significativa en estos productos podría limitar su libertad estratégica y la capacidad de tomar decisiones gerenciales responsables, lo cual, según ellos, no sería beneficioso ni para los consumidores ni para los accionistas.

Simon Rawson de ShareAction, una ONG que lideró la campaña por la propuesta, destacó que aunque no se logró el apoyo necesario, es imperativo que los accionistas consideren los impactos en la salud pública de sus inversiones. ShareAction y otros grupos de activistas han señalado que aproximadamente el 70% de las ventas de Nestlé en el Reino Unido provienen de alimentos considerados poco saludables, basándose en investigaciones de la Universidad de Oxford y la organización juvenil BiteBack.

La compañía ha intentado abordar estas preocupaciones mediante el establecimiento de objetivos nutricionales para 2030, que incluyen aumentar la venta de productos más nutritivos. Sin embargo, críticos argumentan que estos objetivos son insuficientes y no abordan el problema central de la dependencia de productos no saludables que siguen siendo una gran parte de su cartera y ventas globales.

Durante la reciente asamblea general anual de Nestlé, una propuesta que buscaba comprometer a la empresa a reducir su dependencia de productos altos en grasas, azúcares y sales fue notablemente rechazada. A pesar de que el 11% de los accionistas apoyaron la medida, un abrumador 88% votó en contra, reflejando una resistencia significativa a cambiar las estrategias de productos indulgentes de la compañía. Esta decisión se produce en un momento en que la preocupación por las dietas saludables está en aumento y la presión sobre las empresas de alimentos para que fomenten mejores hábitos alimenticios se intensifica.

Nestlé, que es el mayor conglomerado de bienes de consumo del mundo y propietario de marcas como KitKat y Nescafé, ha defendido su enfoque, argumentando que sus productos indulgentes pueden ser disfrutados de manera responsable y moderada. La empresa sostiene que una prohibición o reducción significativa en estos productos podría limitar su libertad estratégica y la capacidad de tomar decisiones gerenciales responsables, lo cual, según ellos, no sería beneficioso ni para los consumidores ni para los accionistas.

Simon Rawson de ShareAction, una ONG que lideró la campaña por la propuesta, destacó que aunque no se logró el apoyo necesario, es imperativo que los accionistas consideren los impactos en la salud pública de sus inversiones. ShareAction y otros grupos de activistas han señalado que aproximadamente el 70% de las ventas de Nestlé en el Reino Unido provienen de alimentos considerados poco saludables, basándose en investigaciones de la Universidad de Oxford y la organización juvenil BiteBack.

La compañía ha intentado abordar estas preocupaciones mediante el establecimiento de objetivos nutricionales para 2030, que incluyen aumentar la venta de productos más nutritivos. Sin embargo, críticos argumentan que estos objetivos son insuficientes y no abordan el problema central de la dependencia de productos no saludables que siguen siendo una gran parte de su cartera y ventas globales.

Algo Curioso
Mientras que algunos productos de Nestlé para bebés en mercados desarrollados cumplen con altos estándares de salud, en mercados en desarrollo, los mismos productos pueden contener cantidades de azúcar que exceden las recomendaciones de la OMS

Desafío al Modelo de Negocio: Entre la Salud Pública y la Libertad Estratégica

La propuesta en cuestión, presentada por la ONG ShareAction, sugirió que Nestlé debería comprometerse a reportar las cifras de ventas de sus alimentos y bebidas en términos de su valor nutricional, clasificándolos según estándares internacionales aceptados. Además, la propuesta pedía establecer metas claras para aumentar la proporción de ventas provenientes de productos más saludables, un paso que, según los activistas, podría fomentar una alimentación más sana entre los consumidores.

El rechazo de esta iniciativa ha suscitado críticas hacia la compañía por parte de activistas y ciertos sectores del mercado financiero, quienes argumentan que Nestlé podría hacer más para alinear sus prácticas comerciales con las expectativas crecientes de los consumidores y los inversores en torno a la salud y la sostenibilidad. Los críticos señalan que, aunque Nestlé ha hecho progresos en algunos aspectos de su estrategia de salud, estos esfuerzos parecen ser insuficientes frente al volumen de productos poco saludables que continúan dominando su cartera de ventas.

En contraste, Nestlé ha defendido su estrategia al afirmar que la propuesta de ShareAction estaba dirigida a la compañía equivocada, ya que, según ellos, están avanzando hacia sus metas de salud a un ritmo que otros fabricantes de alimentos no han logrado. Sin embargo, este argumento no ha mitigado las preocupaciones sobre la prevalencia de productos no saludables que siguen siendo una parte significativa de las ofertas de la compañía, especialmente en mercados de ingresos bajos y medios donde los problemas de salud pública relacionados con la nutrición son más agudos.

Esta situación ha destacado no solo las tensiones entre los objetivos comerciales a corto plazo y las responsabilidades éticas a largo plazo, sino también las dificultades que enfrentan las grandes corporaciones para equilibrar las expectativas de sus accionistas con las demandas crecientes de un mercado más consciente de la salud.

Repercusiones y Reacciones: La Comunidad Inversora y el Consumidor al Frente

En 2022, las marcas de alimentos para bebés de Nestlé generaron más de 2.5 mil millones de dólares en ventas en países de ingresos bajos y medios, según datos de Euromonitor. Este segmento representa una porción sustancial del mercado global de alimentos para bebés, que se estima en casi 70 mil millones de dólares. La investigación adicional mostró que de 115 productos analizados de Nestlé en sus principales mercados en África, Asia y América Latina, el 94% contenía azúcar añadido, con cantidades que promedian casi 4 gramos por porción, y en algunos casos, hasta 7.3 gramos por porción en productos destinados a bebés de seis meses.

Estos hallazgos han provocado un llamado urgente a revisar y reformar las políticas de producto de Nestlé, especialmente dado que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda evitar el consumo de alimentos y bebidas con azúcar añadido durante el primer año de vida. La OMS también aconseja que el azúcar añadido debería estar prohibido en todos los alimentos para bebés y que el contenido total de azúcares no debe superar el 15% del aporte energético total.

Este escándalo ha resonado no solo entre consumidores y activistas, sino también entre inversores, intensificando las presiones sobre Nestlé para que realice cambios significativos en su modelo de negocio. La incapacidad de adaptar dicho modelo, según advierte ShareAction, podría tener un costo humano considerable, afectando la salud de las poblaciones más vulnerables mientras se pone en duda la integridad de las prácticas corporativas de Nestlé.

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