Las autoridades británicas identificaron a Michael Williamson, de 77 años, como uno de los mayores traficantes de cocaína de la última década, tras una investigación que expuso una de las redes criminales más sofisticadas en el Reino Unido. Williamson fue arrestado en 2019 tras detectar movimientos bancarios inusuales y frecuentes envíos a zonas costeras asociadas con el tráfico ilegal.
En el operativo de 2019 se incautaron 137,000 libras esterlinas (176,000 dólares) en cocaína y 33,000 libras (43,000 dólares) en efectivo entre la tienda de periódicos y el domicilio de Williamson en Salford. También fueron hallados registros detallados de transacciones y deudas relacionadas con drogas. Durante los cerca de 10 años que duró la operación, Williamson logró distribuir más de 500 kilogramos de cocaína, valorados globalmente en más de 52 millones de libras esterlinas (alrededor de 70 millones de dólares).
La fachada de la tienda de periódicos sirvió para encubrir el movimiento de la droga y de dinero, mientras Williamson dirigía una estructura con múltiples niveles, desde traficantes en la calle hasta contactos internacionales. La policía llevó a cabo labores de vigilancia y logró obtener escuchas telefónicas, gracias a lo cual pudo incautar más de 200 kilogramos de cocaína pura y capturar a gran parte de los integrantes de la red.
La repercusión mediática fue considerable, con comparaciones a la serie estadounidense “Breaking Bad” por la doble vida que llevaba Williamson. Su defensa argumentó que el acusado incursionó en el narcotráfico tras recibir un diagnóstico de enfermedad terminal, con el propósito de asegurar el bienestar financiero de su familia, argumento que no evitó su condena por conspiración para suministrar drogas, emitida en enero de 2024. Sin embargo, la imposición de la sentencia quedó suspendida debido a su estado de salud, y Williamson falleció en julio de 2025 antes de ser condenado oficialmente.
La investigación también implicó a tres cómplices cercanos. Entre ellos, el exjugador de rugby Payden Candland recibió una pena de 19 años y nueve meses de prisión. Los otros dos miembros de la red fueron sentenciados a 15 y 7 años, respectivamente.
El caso Williamson evidencia el alto grado de organización que pueden tener las redes de narcotráfico en el Reino Unido y el papel inesperado que pueden desempeñar personas aparentemente comunes en actividades criminales a gran escala.