El 6 de diciembre de 2024, la Unión Europea (UE) y el Mercosur lograron culminar un acuerdo comercial trascendental, firmado durante una cumbre de presidentes de Mercosur en Montevideo, Uruguay. Este pacto busca crear la mayor zona de libre comercio a nivel mundial, abarcando un total de 718 millones de consumidores en ambas regiones. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, anunció el cierre de las negociaciones en una conferencia de prensa.
Este acuerdo permite a la UE acceder a un mercado de 268 millones de consumidores en Mercosur, mientras que Mercosur podrá ofrecer sus productos agrícolas y otros bienes a los 450 millones de consumidores de la UE con tarifas preferenciales. Cabe recordar que el acuerdo complementa un pacto más amplio que fue alcanzado hace cinco años. En 2019, se firmó un pacto en Bruselas, pero la ratificación se vio detenida debido a inquietudes sobre sostenibilidad y compromisos ambientales de los países del Mercosur (Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil y Bolivia).
Durante el proceso de negociación, surgieron diversos obstáculos a la ratificación. Países dentro de la UE como Francia, Irlanda, Austria y los Países Bajos mostraron reticencias, exigiendo compromisos adicionales de los países de Mercosur. La llegada al poder de Jair Bolsonaro en Brasil, conocido por su negacionismo del cambio climático, exacerbó estas demandas. En ese momento, más de 340 organizaciones sociales y 70 eurodiputados solicitaron detener el acuerdo.
Sin embargo, esta semana se logró un progreso significativo en las negociaciones. Se cerraron cuatro de los seis puntos pendientes, aunque aún quedan por resolver las inversiones europeas en el sector automotriz y la distribución de cuotas de exportación para productos agrícolas. Paraguay fue uno de los socios más reticentes en Mercosur, ya que expresó que no se le había escuchado adecuadamente.
La finalización del mandato de Bolsonaro en diciembre de 2022 facilitó nuevos avances. Brasil, bajo la administración de Lula da Silva, propuso cambios en el capítulo de compras gubernamentales, permitiendo que la UE reafirmara sus exigencias ambientales sobre los productos agrícolas de Mercosur. Las negociaciones se reactivaron con encuentros entre Lula da Silva y Von der Leyen en Brasilia, seguidos por una reunión en Bruselas en julio de 2024.
El siguiente paso será la fase de revisión y traducción de los textos del acuerdo, un proceso que podría tardar al menos seis meses. Posteriormente, la Comisión Europea deberá presentar el acuerdo al Parlamento Europeo y al Consejo de la UE para su ratificación. Se necesitará una mayoría cualificada en el Consejo, es decir, el 55% de los estados representando al menos el 65% de la población de la UE. Francia ya ha indicado que intentará obtener una minoría de bloqueo.
Este acuerdo también tiene implicaciones geopolíticas significativas. Se considera una estrategia para contrarrestar la creciente influencia de China y reducir la dependencia del suministro de materias primas críticas necesarias para la transición energética. Adicionalmente, se espera que el pacto ayude a mitigar el impacto de las tarifas que el presidente electo de EE. UU., Donald Trump, tiene previsto implementar.
Las negociaciones y la eventual ratificación de este acuerdo podrían marcar un cambio significativo en el comercio global, afectando no solo a las naciones directamente involucradas, sino también al equilibrio de poder económico en el mundo.