La pandemia ha dejado huellas imborrables en múltiples aspectos de la vida cotidiana, y sorprendentemente, uno de los cambios más positivos se observa en los hábitos de lectura de los colombianos. Un estudio reciente de la Cámara Colombiana del Libro (CCL) y datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) muestran un impresionante aumento en la cantidad de personas que se identifican como lectores regulares, pasando del 50% en 2017 al 72% en la actualidad. Este fenómeno no solo demuestra un cambio en la cultura del ocio y el aprendizaje sino que también subraya la importancia de la literatura como una forma de escape y reflexión en tiempos difíciles.
En términos de preferencias y prácticas de lectura, se ha observado un claro desplazamiento hacia los libros en comparación con otros medios digitales. Los encuestados indicaron que, después de la pandemia, el 45% lee más libros que antes, eligiendo esta actividad sobre navegar en redes sociales o páginas web. Este cambio no solo resalta el valor de la lectura como actividad de ocio sino también como un medio para el desarrollo personal y el enriquecimiento cultural. La región Caribe se destaca especialmente, con ocho de cada diez ciudadanos reportando hábitos de lectura regulares, la tasa más alta entre las regiones encuestadas.
Otro dato relevante del estudio es la preferencia por los libros impresos sobre los digitales, con un 58% de los lectores prefiriendo comprar libros en librerías físicas. Este interés revivido por los formatos tradicionales de lectura sugiere una revalorización del libro como objeto físico, quizás como contrapunto a la omnipresencia de las pantallas en la vida moderna. Además, el género de no ficción y autoayuda se ha posicionado como favorito entre los lectores, reflejando una tendencia hacia la búsqueda de crecimiento personal y comprensión del entorno a través de la lectura.