Investigaciones llevadas a cabo por científicos de la Universidad del Sur de California han demostrado que las dietas altas en grasas y azúcares, típicas de la comida chatarra, no solo afectan la salud metabólica, sino que también provocan serios daños en las funciones cognitivas como la memoria. En un estudio con ratas adolescentes alimentadas con una dieta de este tipo, se observó que los problemas de memoria surgidos no se corrigieron al cambiar a una alimentación equilibrada.
Este patrón de alimentación afecta negativamente la señalización del neurotransmisor acetilcolina, esencial para el aprendizaje y la memoria. La disminución de este neurotransmisor está también vinculada a enfermedades como el Alzheimer, lo que sugiere paralelos preocupantes entre los efectos a largo plazo de las dietas poco saludables en adolescentes y este tipo de trastornos neurodegenerativos.
Los estudios también abordaron el impacto en el microbioma intestinal, observando cambios significativos durante la dieta de comida chatarra, los cuales se revirtieron con la dieta saludable. Sin embargo, la recuperación del microbioma no se tradujo en una mejora de la memoria, indicando que los daños a nivel neuronal podrían ser permanentes.
El equipo de investigación empleó diversos tests de memoria que implicaban reconocer objetos y su ubicación, donde ratas que siguieron una dieta occidental mostraron una notable dificultad para recordar, en comparación con aquellas alimentadas de manera saludable.