La situación en la frontera entre Colombia y Venezuela sigue bajo tensión debido a la crisis poselectoral en Venezuela, la cual se ha extendido por más de un mes tras las elecciones del 28 de julio de 2024. A pesar de los bloqueos por parte de camioneros en Norte de Santander, los puentes fronterizos, incluyendo el Simón Bolívar, continúan abiertos, permitiendo el tránsito de personas y vehículos.
Este cruce fronterizo ha sido el escenario de uno de los mayores movimientos migratorios a nivel mundial, con casi tres millones de venezolanos asentados en Colombia, que se ha convertido en el principal receptor de la diáspora venezolana. Sin embargo, en la semana del 5 de septiembre, el flujo de migrantes experimentó una disminución del 13% en comparación con semanas anteriores, con aproximadamente 30,000 personas cruzando diariamente. Además, las ventas de los comerciantes en la zona han caído entre un 30% y un 40%.

Las autoridades colombianas, encabezadas por la secretaria de fronteras de Norte de Santander, Kimberly Labarca, están en alerta ante la posibilidad de una nueva ola migratoria, aunque esta aún no se ha materializado. En medio de la crisis, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha intentado intervenir como mediador pidiendo a Nicolás Maduro que presente las actas electorales y que evite la represión de la oposición, la cual sostiene que Edmundo González fue el ganador de las elecciones. Petro también ha sugerido la celebración de nuevas elecciones libres, una idea que ha sido rechazada por ambas partes.
En Cúcuta, la ciudad colombiana más cercana a la frontera, la situación de seguridad es alarmante debido al incremento de la violencia atribuida a bandas armadas. El defensor de derechos humanos, Wilfredo Cañizares, ha declarado que "Cúcuta no es segura para nadie y el restablecimiento de relaciones con Venezuela no ha resuelto los problemas de la ciudad."
El gobernador de Norte de Santander, William Villamizar, ha manifestado su preocupación por un posible éxodo masivo de venezolanos, similar al ocurrido en 2015 cuando Maduro cerró la frontera, episodio en el que más de 100,000 personas cruzaban diariamente, abrumando la capacidad de respuesta institucional en sectores como salud, educación y seguridad.
En resumen, la frontera colombiana con Venezuela enfrenta una situación crítica, caracterizada por un flujo migratorio inestable y una creciente preocupación por la seguridad y estabilidad regional, mientras se espera una resolución definitiva a la crisis poselectoral en Venezuela.