A pesar de la dura política arancelaria del expresidente Donald Trump contra China, las recientes medidas que expanden los gravámenes comerciales hacia otros países asiáticos han resultado en un efecto inesperado: China se ha reafirmado como un destino estratégico para muchas empresas internacionales que buscan mitigar riesgos en un panorama comercial inestable.
Desde el miércoles, los nuevos aranceles impuestos sobre bienes procedentes de China han alcanzado niveles superiores al 100%. Sin embargo, el efecto de estas medidas ha sido matizado por la extensión de aranceles adicionales a decenas de países asiáticos como Vietnam (46%), Tailandia (36%), e India (27%), lo que ha reducido significativamente el incentivo para que las empresas trasladen sus operaciones a estas naciones. Según un informe de Nomura Securities, esta red de aranceles más amplia ha preservado inadvertidamente la posición de China en las cadenas de suministro globales.
Para empresas como MOSO Pillow, liderada por Travis Luther, la capacidad manufacturera y la sofisticación de procesos en China pesan más que las cargas arancelarias. Luther explica que cambiar de proveedor no solo representa costos elevados (como la proyección de 6 millones de dólares para construir una planta en Estados Unidos), sino también un tiempo considerable que muchas empresas no pueden permitirse, especialmente en sectores competitivos.
China mantiene una ventaja significativa debido a su infraestructura de fabricación avanzada y una red de proveedores con los que las empresas ya tienen relaciones consolidadas. Esto resulta crucial en un entorno donde las incertidumbres políticas y comerciales dificultan tomar decisiones estratégicas de largo plazo. Según Kit Conklin, de la firma Exiger, "Tiene que haber certidumbre política para que la industria reaccione".
Otro ejemplo del panorama actual es cómo muchos propietarios de fábricas chinas han expandido operaciones a países en los que antes se encontraba cierta ventaja arancelaria, como Vietnam o México. Sin embargo, la imposición de nuevas tarifas estadounidenses a 60 países ha disminuido considerablemente la viabilidad económica de estas alternativas.
El costo y tiempo asociados con mudanzas de operaciones globales, sumados a los desafíos de reorganizar cadenas de suministro enteras, han dejado a muchas empresas optando por lo conocido: China. Sarah Massie, consultora en comercio internacional, señaló que en circunstancias donde no hay un claro ganador en términos de costos, la tendencia es continuar con lo que ha funcionado históricamente. "En el mundo manufacturero, China es el statu quo", añadió.
El análisis deja ver que, aunque China enfrentará complicaciones debido al aumento de aranceles, su estructura consolidada y capacidad de producción la mantienen como un actor crucial en las cadenas globales. No obstante, el contexto político y comercial impredecible puede seguir moldeando estas dinámicas en el futuro.
Durante los periodos de tensiones arancelarias, algunos fabricantes chinos llegaron a abrir plantas en países vecinos para aprovechar beneficios comerciales. Este fenómeno ejemplifica cómo las empresas buscan constantemente adaptarse, incluso bajo presión económica.