El 11 de abril de 2025, el Fondo Monetario Internacional aprobó un préstamo de 20.000 millones de dólares para Argentina. El acuerdo prevé un desembolso inmediato de 12.000 millones de dólares y se inscribe en un plan de financiamiento de 48 meses. Sin embargo, la votación interna reveló que al menos la mitad del directorio, compuesto por 25 presidentes, expresó reservas sobre las circunstancias en las que se decidió el paquete financiero.
La inquietud gira en torno a la percepción de trato preferencial hacia Argentina, atribuido al vínculo entre Javier Milei y el presidente estadounidense Donald Trump, según reportes recogidos por Bloomberg de fuentes no identificadas. Integrantes de la dirección consideran que la gerencia forzó el acuerdo, priorizando consideraciones políticas por encima de la evaluación convencional de riesgos y políticas públicas. Algunos miembros manifestaron preocupación por el precedente que sentaría actuar bajo tales motivaciones.
Argentina ya enfrenta una carga de deuda con el FMI que asciende a 41.000 millones de dólares como resultado del rescate concedido en 2018, durante el gobierno de Mauricio Macri. Dicho programa fracasó, pues el país sufrió una fuerte salida de capitales y deterioro económico, circunstancias que contribuyeron a la derrota electoral de Macri.
En defensa del nuevo acuerdo, la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, afirmó que esta negociación está acompañada de un compromiso concreto con el saneamiento de la economía argentina. Desde su asunción, el gobierno de Milei ha ejecutado recortes significativos en el gasto público y logró incluso superar las metas de superávit fiscal exigidas por el organismo.
El respaldo político fue reiterado por el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, quien aseguró que Washington podría considerar un crédito adicional en caso de que la incertidumbre global afecte la capacidad de ajuste económico de Argentina. No obstante, algunos miembros del directorio externaron dudas sobre la viabilidad del desembolso, al señalar los riesgos asociados a una exposición financiera tan significativa y anticipada, así como el elevado coste institucional y político de oponerse, tanto a la gerencia del FMI como a Estados Unidos.
El acuerdo establece que los pagos de capital del nuevo préstamo recién comenzarán a partir de mediados de 2026, dejando al Fondo como principal acreedor de Argentina durante ese período. Las conversaciones y desacuerdos dentro del organismo reflejan el difícil equilibrio entre apoyar a un miembro en dificultades y asegurar procedimientos internos basados en criterios técnicos y no políticos.