En el contexto del reciente triunfo electoral de Donald Trump y la designación de Elon Musk como director del Departamento de Eficiencia Gubernamental, Nueva York estudia desmontar el esquema que concede a Tesla operar cinco concesionarios estatales fuera del sistema tradicional de franquicias. La senadora demócrata Patricia Fahy, quien representa parte de Albany, lidera la propuesta para revocar la exención vigente desde 2014 que ha permitido a Tesla realizar ventas directas, situación prohibida para otros fabricantes de automóviles.
En 2014, el estado aprobó la ley que restringe la venta directa de automóviles, con una excepción específica para Tesla que conservó sus cinco licencias preexistentes. Este respaldo fue defendido durante años como herramienta para avanzar en la transición energética y lograr metas como los 850,000 vehículos eléctricos en circulación para finales de 2025; sin embargo, actualmente el parque vehicular eléctrico del estado no llega ni a la mitad de esa meta.
El giro político de la administración federal y el rol protagónico de Musk en el gabinete de Trump han provocado protestas de legisladores y activistas. Fahy sostiene que mantener la exención representa una desventaja competitiva y exige que Tesla renuncie a sus cinco licencias de aquí a 2026. La propuesta contempla redistribuir estas licencias entre fabricantes como Rivian, Lucid y Scout Motors (filial de Volkswagen), también partidarios de la venta directa al consumidor.
El proyecto, remitido a los comités de finanzas del Senado y la Asamblea, aguarda debate una vez que se cierre el acuerdo presupuestario. Avi Small, portavoz de la gobernadora demócrata Kathy Hochul, señaló que la iniciativa será evaluada si obtiene la aprobación en ambas cámaras. Mike Murphy, vocero de los demócratas del Senado, confirmó este procedimiento.
El debate se da tras la creciente movilización nacional contra las políticas climáticas de la administración Trump y el papel de Musk, generando protestas, arrestos y daños a vehículos Tesla en múltiples estados. Alrededor de 30 estados permiten algún grado de venta directa de vehículos eléctricos; un tercio limita la posibilidad a Tesla, según la Electrification Coalition. Propuestas legislativas similares han fracasado en Washington y están siendo consideradas este año en Florida, Colorado, Illinois, Carolina del Sur y Rhode Island.
A nivel local, las tensiones aumentan debido al proyecto de un nuevo concesionario Tesla en Colonie, a 32 kilómetros de Albany. Manifestaciones recientes reunieron a unas 100 personas en el sitio propuesto, mientras la senadora Fahy y los asambleístas Phil Steck y Gabriella Romero advirtieron mediante cartas sobre un posible incumplimiento legal. Documentos presentados ante la Junta de Planificación describen la instalación como un “centro de ventas, reparación y servicio de automóviles electrónicos”. La Junta ha recalcado la naturaleza técnica del proceso y ha pedido limitar los comentarios políticos.
Por otro lado, autoridades estatales y municipales demandan una auditoría exhaustiva sobre el acuerdo que otorgó a Tesla cerca de mil millones de dólares en incentivos para operar una planta en las afueras de Buffalo, bajo un contrato de arrendamiento anual de un dólar. Un proyecto de ley permitiría al estado intentar recuperar parte de los subsidios y se solicita también que los fondos de pensiones públicos desinviertan en acciones de Tesla.
La postura de los legisladores republicanos, como el senador Jacob Ashby (distrito de Colonie), rechaza la iniciativa argumentando que el gobierno no debe decidir cuáles empresas triunfan.
Tesla no emitió comentarios oficiales ante los requerimientos de prensa. Elon Musk criticó en redes sociales la política neoyorquina, calificando de "incorrecta" la focalización sobre una sola empresa; posteriormente, el mensaje fue eliminado. Musk también anunció que reduciría su actividad en Washington tras reportar Tesla una caída del 71% en sus beneficios semanales previos.
Mientras tanto, Peter Crummey, supervisor de Colonie, insistió en que el desarrollo local debería seguir los cauces institucionales y restó importancia a la presión política externa, confiando en que las decisiones de la Junta de Planificación prevalezcan.
El futuro de las ventas directas de Tesla y de sus concesionarios en Nueva York permanece en suspenso, a la espera de decisiones legislativas y de posibles redistribuciones del mercado entre nuevos competidores de vehículos eléctricos.