El 25 de noviembre de 2024, Neuralink, la compañía de implantes cerebrales fundada por Elon Musk, recibió la aprobación para lanzar un nuevo estudio de viabilidad denominado CONVOY. El objetivo del estudio es evaluar la capacidad del implante N1 para controlar un brazo robótico asistencial mediante el pensamiento. Este dispositivo de interfaz cerebro-computadora (BCI) es un pequeño implante del tamaño de una moneda que contiene 64 hilos flexibles, cada uno con 16 electrodos que recogen señales neuronales del cerebro.
El estudio CONVOY incluirá a pacientes que ya participan en el estudio PRIME, cuyo objetivo es ayudar a personas con parálisis total a controlar dispositivos externos con sus pensamientos. Entre los participantes se encuentra Noland Arbaugh, un cuadripléjico de 29 años que fue el primer paciente en recibir el implante N1 en febrero de 2024. Arbaugh ya ha demostrado la capacidad de jugar ajedrez y videojuegos como Mario Kart utilizando solo su pensamiento. Sin embargo, el proceso no ha estado exento de desafíos técnicos, ya que algunos hilos se retractaron de su cerebro, lo que llevó a Neuralink a modificar su algoritmo de grabación cerebral para restaurar el control.
En julio de 2024, un segundo paciente recibió el implante con ajustes en la técnica quirúrgica para minimizar problemas de retracción de hilos. Estos avances destacan tanto los logros como los desafíos que enfrenta Neuralink en su camino hacia la implementación funcional de estos dispositivos de interfaz mente-máquina.
Neuralink ha subrayado la importancia de este estudio para avanzar en la restauración de la libertad digital y física de personas con discapacidades. Además, la compañía ha recibido aprobaciones para llevar a cabo pruebas en Canadá y el Reino Unido, ampliando su alcance internacional.
A pesar de los avances significativos, los expertos señalan que uno de los mayores retos en el control de brazos robóticos mediante BCI es la necesidad de calibración, un proceso que puede ser largo y tedioso para los usuarios. No obstante, esta investigación promete cambiar radicalmente la vida de personas con parálisis, permitiéndoles realizar tareas diarias simples sin asistencia humana, gracias a la interfaz entre la mente y la máquina.