El 21 de mayo de 2025 marcó la dimisión de Taku Etō como ministro de Agricultura, Silvicultura y Pesca de Japón, hecho que tuvo lugar en medio de una crisis por el costo de los alimentos y presión política previa a las elecciones de la cámara alta en julio. La renuncia de Etō se precipitó luego de que, durante un evento de recaudación de fondos, afirmara que no compraba arroz porque lo recibía gratuitamente de sus seguidores, declaración que desató una rápida condena pública.
La controversia se agrava por el contexto económico: el precio promedio de una bolsa de 5 kg de arroz en supermercados japoneses alcanzó un récord de ¥4,268 yenes (unos $29) en la semana que terminó el 11 de mayo de 2025, incrementándose respecto a los ¥4,214 de la semana anterior y duplicando el nivel registrado el año anterior. El encarecimiento del arroz —un alimento básico en Japón— está vinculado a cosechas deficientes en 2023 por fenómenos climáticos, compras masivas tras la advertencia de un "mega terremoto" en 2024 y a la acumulación deliberada de existencias por parte de mayoristas y distribuidores ante el temor a futuras escaseces.
El líder del gobierno, Shigeru Ishiba, enfrenta una caída de apoyo popular tras no lograr frenar el avance de los precios y contener el impacto del alza en el costo de vida. Según una encuesta reciente de Kyodo, el 87% de los encuestados manifestó insatisfacción con la gestión oficial respecto a los precios del arroz; a su vez, el índice de aprobación del gabinete de Ishiba descendió a su punto más bajo desde su llegada al cargo en octubre de 2024.
En un intento previo de paliar la crisis, Etō informó que el gobierno había liberado alrededor de 300,000 toneladas de arroz de sus reservas estratégicas con la intención de equilibrar el mercado, sin que ello revirtiera la tendencia alcista de precios ni la percepción negativa en la opinión pública.
Tras la renuncia de Etō, Shinjirō Koizumi, exministro de Medio Ambiente, fue designado como nuevo titular de Agricultura el mismo día. En su declaración de salida, Etō ofreció disculpas por los efectos de sus dichos en un momento delicado para los consumidores e incluso refirió que su propia familia lamentó sus palabras, aclarando que no se dedicaba a vivir únicamente de arroz donado.