Los confinamientos durante la pandemia de COVID-19 han tenido efectos significativos en la estructura cerebral de los adolescentes, específicamente en el adelgazamiento cortical, según resultados de varios estudios recientes. El adelgazamiento cortical es un proceso normal del desarrollo en esta etapa de la vida, pero los datos de resonancia magnética (MRI) de un estudio de la Universidad de Washington indican que este proceso se aceleró tras los confinamientos.
El estudio encontró que esta aceleración del adelgazamiento cortical fue de 4.2 años en las adolescentes y de 1.4 años en los varones, destacando una mayor vulnerabilidad de las mujeres jóvenes a estos cambios. En total, se identificaron 30 regiones del cerebro femenino con adelgazamiento cortical significativo en comparación con solo 2 regiones en el cerebro masculino. Entre las áreas más afectadas en las adolescentes se encuentran el giro fusiforme, la ínsula izquierda y la corteza temporal superior izquierda, todas ellas vinculadas a funciones cognitivas y sociales.
Además del estudio de la Universidad de Washington, una investigación publicada en la revista PNAS también concluyó que las medidas de confinamiento resultaron en una maduración cerebral acelerada, más notable en las mujeres. Este estudio utilizó un modelo normativo para comparar los datos de corticalidad antes y después de los confinamientos, revelando que el adelgazamiento cortical post-COVID fue más extenso y significativo en las mujeres.
El impacto en la salud mental fue otro aspecto crítico observado durante los confinamientos. Se reportó un aumento en los problemas de salud mental, con especial incidencia en la ansiedad y la depresión en adolescentes. Las jóvenes mostraron un mayor riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad y del estado de ánimo en comparación con los adolescentes varones.
Las conclusiones generales de estos estudios resaltan que las restricciones sociales impuestas durante la pandemia han afectado el desarrollo normal del cerebro adolescente, con potenciales implicaciones a largo plazo para la salud mental y el desarrollo cognitivo. Se enfatiza la necesidad de monitorear y apoyar a los adolescentes que experimentaron estos confinamientos, dado el riesgo elevado de trastornos neuropsiquiátricos asociados con la aceleración del desarrollo cerebral.